Suspensiones, despidos y tomas de empresas configuran el mapa de la situación laboral que atraviesa el país

El panorama del empleo en la Argentina y la crisis de la industria es cada vez más complejo. La caída del consumo parece no tener fin y las empresas están sobrestockeadas. Los sectores afectados son variados: carroceras, autopartistas, electrodomésticos, y fundición son los más críticos, denuncian desde Rosario, la principal ciudad industrializada del país.

De acuerdo a la información que otorga el Observatorio de la UOM Rosario se registraron en esa ciudad, en los últimos cinco meses 5.575 trabajadores bajo Procedimiento Preventivo de Crisis, 43 fábricas cerradas y 803 desvinculaciones de trabajadores.

Con mayor o menor magnitud, la situación se extiende a toda la geografía argentina. En las últimas horas, hubo despidos y toma de la planta de Siderar de Ensenada, Buenos Aires.  En Tierra del Fuego, la fábrica de Brighstar tiene a todo su personal suspendido y se temen desvinculaciones inminentes. En Siam, Avellaneda, el conflicto continúa sin encontrar visos de solución. En Tucumán, los trabajadores del ingenio San Juan, decidieron ocupar las instalaciones porque hace siete meses que no cobran sus sueldos. Fabricaciones militares en Córdoba denuncian situaciones similares que se replican en varias ciudades del interior, como el cierre de la metalúrgica Tandil en provincia de Buenos Aires, o los despidos en Motomel, San Nicolás, por mencionar sólo algunos casos.

Otro de los sectores más castigados es la industria textil y de indumentaria para la que el gobierno presentó un posible acuerdo con el sector pero que fue rechazado de plano por encubrir “flexibilización laboral” y en ninguno de sus puntos impulsar la “expansión de la industria y la creación de empleo”.

Al respecto son muchos los cierres de armadoras de calzado Adidas, como fue en Chivilcoy, la empresa Paquetá que despidió 600 trabajadores, o Gaelle, también en situación crítica, al igual que varias sucursales de PUMA cerradas por la baja de las ventas, aún en meses de histórico consumo como diciembre.

Las razones que esgrimen son las mismas: pérdida de poder adquisitivo, apertura de importaciones, tarifazos, caída del consumo, falta de financiamiento razonable, cuestiones que sólo podrán dar un giro de existir expansión económica, cuestión que ha sido desmentida por el mismo ministro de Economía, Nicolás Dujovne, quien confirmó que el decrecimiento continuará este año en un -0,5% promedio, aunque será una tendencia negativa que luego del segundo trimestre del año podría comenzar a revertirse y mostrar números positivos e impulsar los ánimos caídos alicaídos –en tiempos electorales- de la producción nacional en la mayoría de sus rubros.