Los efectos del coronavirus ya comienzan a sentirse en América Latina en materia de empleo y la OIT advierte que se perderán por lo menos 14 millones de trabajos, una cifra inédita. Ante semejante cuadro, los países de habla hispana ya comenzaron a tomar acciones concretas.
En todos los países, el común denominador es el fomento al teletrabajo y distintos tipos de subsidios y prórrogas impositivas para que no caigan las empresas y asegurar que mayores de 60 años, embarazadas y personas con enfermedades crónicas conserven ingresos. Sucedió en El Salvador, por ejemplo, que lo primero que realizó fue brindar protecciones para personal de riesgo.
En Perú, el Gobierno lanzó un paquete de fondos para que las compañías puedan pagar salarios en medio de las dificultades que poseen: Para aquellos trabajadores que cobren hasta 436 dólares, el Ejecutivo abona un 35%. En México, López Obrador otorgó exenciones impositivas.
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En Honduras y Guatemala se instrumentó un régimen de «aportes solidarios» para aquellas personas que fueron suspendidas ante la falta de actividad. Mientras que en Costa Rica se agiliza la sanción de una ley que permita las suspensiones laborales mientras dure el aislamiento obligatorio.
En el caso de Chile, se está siguiendo un plan de «cuarentena estratégica y dinámica», esto es, el confinamiento total (aislamiento en domicilios habituales) o cierre de un sector dependiendo de una serie de factores, como la incidencia de los contagios, la situación del sistema de salud en la zona o según el riesgo de la población. La administración Piñera apuesta a conversar con empresas y sindicatos para ver caso por caso y evitar despidos.
