Los consumidores pagaron 426% más en la góndola de lo que recibió el productor

Los precios aumentaron 426% en su cadena de distribución pero en comparación con noviembre la brecha de precios entre origen y destino se mantuvo sin cambios y la participación del productor en el precio fue de 22,7%. Según el último informe de la CAME, la manzana y la naranja fueron los productos de mayores brechas. El pollo y el huevo, los de menos.
La diferencia de precios entre lo que pagó el consumidor y lo que recibió el productor por los productos agropecuarios se mantuvo sin cambios en diciembre frente a noviembre, pero sigue siendo «exorbitante», motivo por el que hubo un feriazo entre el 8 y el 11 de enero en los barrios de Once y Retiro para manifestar ésta problemática que asfixia a pequeños productores rurales.

Si bien el valor promedio se mantuvo estable, hubo movimientos en las brechas de varios productos. Un caso fue la manzana roja, que casi duplicó su brecha al subir de 8,1 veces en noviembre a 16 veces en diciembre. En el otro extremo, el pimiento rojo la redujo a casi la mitad, pasando de 8,6 veces en noviembre a 4,5 veces en diciembre.

Los datos surgen del Índice de Precios en Origen y Destino (IPOD) que elabora el sector de Economías Regionales de la CAME en base a precios diarios online de los principales supermercados del país, más de 700 precios de verdulerias y mercados para cada producto, y precios de origen de las principales zonas productoras que releva un equipo de 35 encuestadores.

Los productos con menores brechas, en tanto, fueron: el huevo, la carne de pollo, y la acelga, todos con diferencias menores a 3 veces. El tomate de ensalada también se mantuvo con una brecha estable de 3,1 veces.

En general, son todos productos donde las brechas se mantienen estables a lo largo del año, porque hay oferta constante, organizada y facilidad de reemplazo de productos de una zona por otra cuando las inclemencias del tiempo u otros factores inciden en sus cantidades.

De todos modos se sigue trabajando desde el sector rural -pero sin demasiados resultados- para impedir que los precios se multipliquen, por lo menos, cinco veces,  desde la huerta a la góndola, y que esa brecha se balancee más a favor del productor que recibe sólo el 22,7% del precio final del producto que paga el consumidor.