Reunión de CGT con explícitos pases de facturas

El último encuentro de los integrantes de la central madre de sindicalismo argentino realizada en la sede de UOCRA, estuvo para alquilar balcones, como en los tiempos pugilísticos del Luna Park. Aunque todo muy entre compañeros (más al estilo Nicolino Loche que al de Bonavena) y sin que nadie tuviera intenciones de romper, ni sacar los pies del plato, pero sí con la clara predisposición de usar el cónclave –el primero mano a mano en este proceso de cuarentena-  con mucha voluntad de “ir a los bifes”.

Atento a este malestar previo, la conducción de la CGT decidió ampliar la convocatoria a otros gremios y sectores que no integran el Consejo Directivo con la intención de alcanzar un acompañamiento que legitime su accionar y permita mostrar consensos amplios hacia las políticas del Poder Ejecutivo. 

La primera discordia se planteó al abordar el acta firmada con el gobierno y la UIA, donde se establecieron porcentajes de recortes en los salarios, más allá de haber dejado librada a cada organización gremial para procurar acuerdos superiores en las negociaciones de cada actividad.

El eje de la crítica tuvo como destinario principal a Héctor Daer. El integrante del binomio de los secretarios generales con mejor llegada al Presidente de la Nación, ya que el vínculo de Carlos Acuña con Alberto Fernández no es tan fluido, entre otras razones por su pertenencia al sector que comanda Luis Barrionuevo. 

En verdad, más que el contenido del pacto con los empresarios, la crítica al titular del gremio de la Sanidad y a la cúpula que encabezan ‘gordos’ e ‘independientes’, se basó en la cuestión de “cortarse solos”, marcando un precedente que es determinante para las discusiones de todo el Movimiento Obrero. Muchos dirigentes ven aquí una voluntad demasiado explícita de “hacer los deberes” para la Casa Rosada, sin antes discutirlo con un número mayor de organizaciones.

De ahí que se ensayó la idea de conformar una ‘Mesa de Crisis’ a la que se invite también a la Iglesia y el Campo. Aquí un ex integrante de la conducción cegetista propuso también convocar a los Movimientos Sociales que recientemente dieron a luz su propia estructura gremial, pero la moción fue rechazada por la mayoría de los presentes con diferentes tipos de argumentos.

Sin embargo, el pase de facturas, en su sentido literal, hizo foco en el reparto del dinero que el Estado le viene retornando a las diferentes Obras Sociales. Incluso, quizás por la honestidad brutal que despierta el actual aislamiento, el ensayo de algunas explicaciones, encarnadas  históricamente por Jose Lingieri, recibieron un explícito rechazo de varios de los asistentes, por lo que decidió en este aspecto pasar a un cuarto intermedio, a fin de ampliar los interlocutores con posibilidad de acceder a los cálculos  finos que se hacen a la hora de determinar el destino de los fondos para la salud y de llegar a un reparto “más equitativo” en la tarea que se realiza desde la Superintendencia de Servicios de Salud (SSS) que hoy encabeza el doctor Zanarini, profesional de extrema confianza del Ministro Ginéz González García.

De hecho, son varios los heridos en su intención de colocar referentes directos en los puestos claves de la SSS, por lo que en este sentido se mantiene un consenso de paz para no producir mayores desbalanceos.

También es cierto que algunas ausencias a la casa de Gerardo Martínez, se hicieron notar más que varias presencias. Tal es el caso del titular del gremio camionero (también señalado como “uno de los más beneficiados por la Super”) y del taxista Omar Viviani, a pesar de haber sido expresamente invitado a formar parte de la cita. Pero son casos distintos, ya que Moyano al parecer nunca integró ‘la lista de buena fe’, para ser parte de esta velada. 

Tampoco fue de la partida la ‘Corriente Federal’, el sector de mejor diálogo con la ex presidenta, un sello que define territorios y que pone en evidencia que difícilmente se alcance la tan preciada unidad del Movimiento Obrero, aún bajo este flamante gobierno Peronista. A pesar incluso, que la renovación de autoridades de las oficinas de la calle Azopardo, se sabe que ya no será en agosto próximo, y que el escenario de la pandemia puede hacer que los tiempos se estiren incluso más allá del presente año.