Según una reciente investigación del Barómetro de la Deuda Social, dependiente de la Pontificia Universidad Católica Argentina (UCA), por lo menos 3,4 millones de personas sufren de inseguridad alimentaria en nuestro país, lo que equivale a un 7,9% de la población.
Según el estudio, “3,4 millones de personas, un 7,9 por ciento de la población total, estaría viviendo inseguridad alimentaria, y comiendo una sola vez al día”. El documento plantea que cifras como estas deberían hacer sonar todas las alarmas sobre la crisis económica y social del país.
En términos técnicos la inseguridad alimentaria implica una reducción involuntaria de la porción de comida diaria o la percepción de experiencia de hambre por problemas económicos durante los últimos 12 meses. Las graves cifras actuales son las más altas desde que la UCA comenzó con esta medición, en el año 2010.
Agustín Salvia, director del Observatorio de la Deuda Social Argentina, explicó que “en 2018 tuvo lugar un incremento significativo de la inseguridad alimentaria severa y se explicaría principalmente a partir del deterioro de la situación de los hogares de estratos bajos en el conurbano bonaerense y en otras áreas metropolitanas”.
En este contexto de gravísima crisis alimentaria se explica la multiplicación de los comedores populares durante los últimos tres años, cuyo servicio muchas veces constituye la única comida diaria de familias en situación de vulnerabilidad, agravada por un constante aumento del precio de los alimentos, incluso por encima de la inflación anual de 47,7% registrada durante 2018.
