El pasado 27 de septiembre la fábrica y depósito de agroquímicos Sigma Agro S.A. , de la localidad de Mercedes, sufrió una explosión seguida por un incendio que provocó la muerte de un trabajador, después de una semana de agonía. La empresa había sido reiteradamente denunciada por volcar agrotóxicos en el campo, generando contaminación de la tierra y de las napas de agua de la región.
Para combatir el incendio en los galpones de Sigma ubicados sobre ruta 42 debieron trabajar dotaciones de Bomberos Voluntarios de Mercedes, Navarro, Luján, Suipacha, General Rodríguez y San Andrés de Giles, así como también el Comando de Prevención Rural Mercedes y la Policía Ecológica y de Sustancias Peligrosas de la Policía de la provincia de Buenos Aires. La planta siniestrada se ubica a apenas 5 km del casco urbano de Mercedes y a 3,5 km de distancia Gowdlan y Altamira. En la empresa se fabricaba un producto altamente contaminante denominado Paraquat, un agroquímico que incluso más nocivo que el Glifosato.
Raúl Ponce, un trabajador de 43 años vecino de la zona del incendio, cayó en una zanja llena de agroquímicos y sufrió quemaduras severas en el 40% de su cueque finalmente le costaron la vida, después de casi una semana de internación.
Según un parte oficial del Ministerio Público Fiscal de Mercedes, las autoridades del Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible (OPDS) ya “tomaron diversas muestras, siendo que los primeros datos que se conocieron de los líquidos derramados (indican) que se trataría de biodiesel, glifosato y componentes para el desarrollo del mismo producto”. En cuanto a la preocupación de las localidades vecinas por el humo del incendio “en principio, las autoridades que concurrieron al lugar descartaron un impacto en la salud”.
Desde la Fiscalía confirmaron que el propietario del predio aseguró que la empresa “tomó todas las medidas previstas para situaciones de las características como las que se vivieron”. Y agregó que “ya habría contratado a una empresa especializada (Tradex) en evaluación, contención y saneamiento ambiental para que trabaje en el lugar”. Ahora el Ministerio Público Fiscal deberá determinar si la empresa cumplió con los estándares que regulan la actividad y no hubo negligencias que desencadenaran el siniestro.
Antes del incendio ya circulaban en redes videos de algunos trabajadores de la planta denunciando que la empresa los obligaba a descartar agrotóxicos en los campos, sin tratamiento previo alguno, con alto riesgo de contaminación de la tierra y de las napas de agua.
Medardo Ávila Vázquez, neonatólogo y pediatra, de la Red de Médicos Fumigados, explicó: “Lo que ha pasado en Mercedes es gravísimo porque además en Argentina se están usando 500 millones de litros de agrotóxicos que se encuentran distribuidos por todo el país, sobre todo en las zonas agrícolas, en miles de depósitos en condiciones sumamente precarias contaminando el ambiente y poniendo a las personas de los pueblos del interior en contacto y en exposición directa con estas sustancias que sabemos que son cancerígenas, que producen trastornos reproductivos como el nacimiento de niños con malformaciones, trastornos inmunológicos y endócrinos”.
Según estudios de la Red de Médicos de Pueblos Fumigados, el Colectivo Andrés Carrasco y Cicop-Fesprosa seccional Mercedes, Argentina es el mayor consumidor de agrotóxicos por habitante del mundo, con más de 500 millones de litros por año (10 litros por habitante). La situación es grave porque ante la creciente resistencia de las malezas al glifosato, cancerígeno prohibido ya en decenas de países, los dueños del cultivos transgénicos comienzan a aplicar productos más letales, como el 2,4 d, el glifosinato y el Paraquat, de la familia de los chlorpirifos.
Ávila denunció que luego del incendio se han distribuido miles de litros de tóxicos por la zona y concluyó: “Esto demuestra que el modelo de agricultura con veneno está descontrolado totalmente y que necesitamos un plan de reducción de agrotóxicos, necesitamos que el Gobierno tome como una responsabilidad que se disminuya la cantidad de agrotóxicos y se busque desarrollar tácticas y estrategias de agricultura agroecológica, que sea amigable con el ambiente, que no contaminen el agua, la tierra y que no ponga en peligro la salud y la vida de la población”.