Las «nuevas formas de trabajo» eje de las discusiones en el G20

Con Argentina como anfitrión, los representantes de las economías más grandes del mundo consideraron en el contexto del G20 una de sus prioridades el “cómo” los países deberán adaptarse a la «ola tecnológica» y reducir un déficit de “adaptabilidad” a las nuevas formas de trabajo que existen en mayor o en menor medida en todo el mundo.

La llegada al país de los máximos líderes mundiales “se vio como una oportunidad” para tratar ésta cuestión estructural: «las nuevas formas del trabajo». También la infraestructura para el desarrollo, la educación y el medio ambiente, fueros temas en agenda, pero sin perder de vista el ámbito del “trabajo a futuro”.

El tema lo propuso Argentina y pidió incluirlo como prioritario en función del avance de la digitalización y la robótica, aunque giró principalmente sobre el debate a nivel global y planteó la preocupación sobre la “automatización para la mano de obra” y cómo evitar que los avances tecnológicos pongan en riesgo el puesto de aquellos que tienen un “trabajo de bajos requerimientos técnicos, o a repetitición”.

Desde el Gobierno vieron con agrado la buena predisposición que los diferentes referentes mundiales tuvieron sobre las opciones de herramientas que se están considerando para tratar la problemática, aunque pocos detalles surgieron de programas concretos.

La «amenaza de la tecnología» no es un tema que sea tomado a la ligera por los integrantes del G20, con dos tercios de la población mundial representada en la lista de países miembro. La principal columna planteada durante las distintas sesiones fueron el tipo de “educación” para los nuevos trabajadores que van ingresando al mercado laboral, y las “herramientas” que deberán incorporar para los nuevos trabajos que se creen en los próximos años.

Dentro del área de influencia de Finanzas, específicamente se apuntó a las cuestiones competitivas e impositivas que pueden reformarse para facilitar la transición hacía el nuevo tipo de mercado laboral.

Macri, en este contexto del G20, volvió a “envalentonarse”, -mirándose en el espejo del presidente, Emmanuel Macrón-, para reflotar el tratamiento de una reforma laboral similar a la de “Francia” a la que catalogó de “exitosa” y a la que ve como una posibilidad fehaciente en caso de ganar las elecciones el próximo año.

Con la contradicción en vivo, de que el mismo Macrón, trataba desde Buenos Aires de controlar una marcha en la plaza de la República -en el centro de París-, vinculada a la cumbre del clima, donde trabajadores y manifestantes eran reprimidos violentamente por la policía con cargas y gases lacrimógenos para desactivar la protesta.

Esa sola posibilidad ya despierta preocupación sobre los sectores sindicales y del “trabajo”, con quienes el presidente deberá avanzar en la “reforma laboral”, una vez que concluyan las “bambalinas del G20”, en un contexto regional, particularmente encabezado por Brasil, que lejos de avanzar hacia la “modernidad” o el “futuro del trabajo” avanza en una reforma que aparece como un “retroceso” hacia la precarización laboral y a la “pérdida de conquistas que han logrado los sectores trabajadores” en los últimos 70 años.