La industria textil no repunta debido a la intensa recesión y los números que mostró la Cámara Industrial de Argentina de la Indumentaria (CIAI) así lo demuestran: en comparación a febrero de 2018, las ventas en locales de todo el país 13,8%. Solo existen signos positivos a través de la venta online, rubro que creció 1,3% interanual pero que no compensa la retracción.
Desde la entidad señalaron que en este contexto «en enero cayó un 12,5% la cantidad de ropa fabricada, según datos del Indec. Pero los que más sufrieron fueron los proveedores de insumo que tuvieron una baja en su producción de 27,9%». Esto también significa puestos de trabajo que se pierden: según la Fundación Pro Tejer, el sector textil registró 17.000 puestos de trabajo menos entre 2015 y 2018.
«El nivel de actividad es cada vez más grave, lo tenemos muy monitoreado y cada vez el sector está peor. Si se compara el tercer trimestre de 2018 con el mismo período de 2011, la caída en el sector textil es del 37% y de 33% en el de indumentaria. Es la debacle del ciclo de producción de la cadena», declaró Ariel Schale, director ejecutivo de Pro Tejer.
#EmergenciaTextil: El escenario sigue empeorando. En una comparativa con Diciembre de 2017, tanto los centros de compras como los supermercados, redujeron las ventas.#IndustriaTextil #Pymes #Economía #BuenJueves #Industria pic.twitter.com/wKnkBKdqX9
— Fundación Pro Tejer (@fundprotejer) 28 de febrero de 2019
Mientras la industria se desploma, la apertura de importaciones que propició el Gobierno desde el inicio de su mandato continúa en ascenso: subió 9,9% en 2018, con un total de u$s 509,6 millones, al tiempo que Argentina exportó por u$s21,3 millones, cifra inferior en 34,9% respecto al nivel de 2017.
Por este cuadro de situación, empresarios, que ven como suben costos de alquileres, impuestos y servicios públicos, le reclaman a la Casa Rosada que existan medidas que atenuen la crisis: «La magnitud de la crisis que atraviesa el mercado de ropa y la industria nacional plantean la necesidad urgente de aplicar políticas públicas que eviten la quiebra de las empresas del sector y la destrucción de puestos de trabajo. Para ello, resulta necesario estimular el consumo de prendas y alivianar los costos financieros e impositivos de las empresas».