Como era de esperarse, tras la nueva corrida del dólar, que ayer llevó su cotización a $ 43,50, se anticipan importantes traslados a los precios de los alimentos y productos de limpieza. Las compañías que dominan el mercado en esos sectores, ya anticiparon remarcaciones de hasta un 15% en sus nuevos listados.
Los incrementos previos se verán reflejados en los supermercados en las próximas horas, ya que los supermercadistas fueron recibiendo listados con aumentos de entre el 7 y el 15% en los últimos días. El nuevo salto del dólar registrado el jueves, más lo que pueda incrementarse este viernes, comenzarán a aplicarse a partir de la próxima semana, por lo que la proyección de aumento de algunos alimentos podría superar el 20% sólo en la primera quincena de marzo.
Como viene sucediendo desde el inicio de la administración de Cambiemos, los alimentos con mayor incremento de precio son precisamente los más básicos para las economías familiares: harina, aceite, arroz, yerba, fideos, tomates, salsas, legumbres. En artículos de limpieza, subirán jabones, detergentes y lavavajillas, entre otros. Las empresas que primero envían sus listados con los precios remarcados suelen repetirse, contándose entre ellas Arcor, Aceitera General Deheza, Molinos Cañuelas, Unilever y Procter.
Así, además de los aumentos ya confirmados de servicios, transportes, prepagas, peajes y otros confirmados para marzo que, lejos de las promesas oficiales de inflación en baja, marcaban una tendencia a la suba, apuntando a casi un 4% para este mes, se verán reforzados por un nuevo y durísimo golpe al bolsillo de los consumidores con una serie de fuertes incrementos de los productos básicos en las góndolas.
Los supermercadistas trasladan la responsabilidad de la remarcación a los productores: “No nos dicen si es por el dólar, los combustibles, a cuenta de paritarias, servicios, podemos imaginarnos lo más absurdo”. Los argumentos más usuales de los productores tienen que ver con el aumento de sus costos fijos gracias a los constantes tarifazos, a la llamada “inflación reprimida” y ahora al nuevo salto de la divisa estadounidense, que si bien impacta más claramente en sectores productivos que tienen insumos dolarizados, suele ser usado siempre como justificación para nuevas remarcaciones.
En el mediano plazo, la suba del dólar también implicará aumentos en los combustibles, que a su vez repercutirán directamente en los precios de alimentos, bebidas y todo tipo de bienes de consumo final, así como en el reclamo de las empresas de un nuevo ajuste en las tarifas de transporte. La inflación se resiste empecinadamente a satisfacer las promesas presidenciales de una tendencia a la baja en el corto plazo y las proyecciones privadas para el año ya se ubican entre el 35 y más del 50%. En cuanto a la validez de los pronósticos oficiales, vale la pena recordar que en 2018, a esta altura del año, la proyección oficial era de 15% y finalmente la cifra fue de 47,7%.