La importante tasa de desempleo juvenil que se concentra en América Latina y el Caribe es motivo de preocupación para la Organización Internacional del Trabajo, que expresó que afecta a 10 millones de entre 15 a 24 años. Se trata de la cifra más importante de las últimas tres décadas.
“Estamos hablando de casi 10 millones de jóvenes entre 15 y 24 años de edad que buscan incorporarse a los mercados de trabajo pero no consiguen una oportunidad”, destacó Guillermo Dema, especialista regional en empleo juvenil de la Oficina de la OIT para América Latina y el Caribe.
“La OIT considera que el empleo de los jóvenes es un tema prioritario, y resulta aún más urgente cuando atravesamos por un momento de desocupación juvenil sin precedentes”, agregó Dema al ser consultado por el panorama laboral de este tramo de edad en ocasión del Día Internacional de la Juventud, que se celebra en todo el mundo. La organización afirmó que de un total estimado de 110 millones de jóvenes en el tramo de edad de 15 a 24 años, 56,3 millones no forman parte de la fuerza laboral, en su mayor parte estudiantes.
De los 53,7 millones que ya se han incorporado a la fuerza de trabajo, al menos 9,6 millones no consiguen empleo, lo que equivale a cerca de 40 % del total de los desempleados en la región. Pero Guillermo Dema alerta que hay otras circunstancias a tener en cuenta, como por ejemplo la calidad del empleo al que acceden los jóvenes.
El profesional señaló que en las actuales condiciones de la región, con un crecimiento económico débil, será difícil revertir este proceso de desempleo juvenil y que en los países, y en general, existió una tendencia al incremento de las cifras: «Detrás de los promedios regionales hay diversas situaciones nacionales, y las tasas pueden ser diferentes según el país. Pero la tendencia al alza ha sido una constante durante los últimos años. Algunos mercados laborales registran tasas de desocupación juvenil por encima del 20%».
«Hay otro dato relevante: según estimaciones seis de cada 10 jóvenes solo encuentran empleo en condiciones de informalidad, lo cual implica poca estabilidad, ausencia de un marco contractual, malos salarios, ausencia de derechos y de protección social. En suma, son empleos precarios», añadió Dema.
Luego, expresó que «la incorporación efectiva a empleos dignos contribuye a aprovechar el potencial de la generación más educada que hemos tenido. Pero además es un elemento importante para colocar a las personas en trayectorias de trabajo decente, algo que se dificulta mucho cuando son asediados por la desocupación o la informalidad. Además, la falta de empleo, o de empleo digno, puede conducir a situaciones de frustración o desaliento, lo cual impacta en las familias, en las comunidades, afecta la estabilidad social, e incluso puede repercutir en las perspectivas de gobernabilidad. Una preocupación es la situación de los jóvenes que no estudian ni trabajan».
Consultado por las propuestas para mejorar el empleo juvenil, Dema comentó que «estamos frente a un desafío político que demanda una demostración de voluntad en la aplicación de políticas innovadoras y de efectividad demostrada. Aunque el tema del empleo de los jóvenes suele figurar en los discursos políticos, y forma parte de la agenda de gobiernos a diferentes niveles en casi todos los países de la región, aún es necesario redoblar esfuerzos para abordar este problema. También es necesario reflexionar en cómo los sistemas educativos, que en muchos casos se basan en modelos del siglo XX, pueden preparar a los jóvenes a las nuevas realidades del mercado laboral sin dejar a nadie atrás, como se establece en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible . Para esto es necesario mejorar la calidad de la educación y de la formación profesional, y también abordar el desfase entre las habilidades y conocimientos que adquieren los jóvenes y lo que requiere y valora el mercado laboral».
Y destacó que para la OIT el tema es prioritario: «En la reciente Declaración del Centenario de la Organización adoptada en junio en Ginebra, se plantea específicamente la necesidad de avanzar en las metas de trabajo decente para todos “poniendo énfasis en la integración efectiva de los jóvenes en el mundo del trabajo”, dijo Dema.
Y dejó en claro que la OIT ha desarrollado una serie de iniciativas para abordar este desafío, en colaboración con los interlocutores sociales y con los jóvenes mismos, que son los que están «mejor situados para identificar opciones de políticas nacionales viables que pueden mejorar los resultados del empleo juvenil. Si bien no existe una receta ni una solución únicas hay experiencia acumulada da una amplísima base de buenas prácticas que han contado con la asistencia técnica de la OIT, incluyendo programas para incidir en una mejor educación y mejora de la empleabilidad, asesoría para políticas activas del mercado de trabajo para una buena inserción laboral inicial, apoyo en estrategias de promoción del emprendedurismo, y para programas de educación dual que combinen formación y empleo. Además hay acciones concertadas en las cuales la OIT participa activamente. En ocasión de este Día Internacional de la Juventud, cuyo tema es “Transformando la educación” , se ha destacado el papel que desempeña actualmente la Iniciativa mundial sobre trabajo decente para la juventud , en la cual participan varias agencias de ONU, y otros socios incluyendo al sector privado».