El foro por los 100 años de la Organización Internacional del Trabajo realizado en Buenos Aires tuvo como foto central al ministro de Producción, Dante Sica, quien compartió escenario con Daniel Funes de Rioja, de la UIA y Gerardo Martínez, de UOCRA.
Así, gobierno, sindicalistas y empresarios sobrellevaron un incómodo momento de la realidad laboral argentina, donde todos los días estas tres patas intentan buscar acuerdos para que los sectores industriales y el empleo detengan su catastrófica caída.
De hecho, es tan tensa la cuerda, que esta misma semana, el ministro de Producción puso su renuncia sobre la mesa, cansado de tener que decir “NO” a las demandas de los gremios y de los industriales, de los supermercadistas y de la oposición.
En esa encerrona, que transcurre en un proceso electoral lleno de incertidumbre, se llevó a cabo el festejo de esta entidad mundial centenaria y prestigiosa por demás, pero donde se hace urgente debatir no sólo el trabajo “del futuro”, sino el trabajo “del presente”, y la coyuntura particular que atravesamos.
De hecho, no se intentó desde ningún sector pasar por alto la situación y desde la misma organización, los anfitriones reconocieron que “nos gustaría estar en el festejo con no tantas asignaturas pendientes”.
La posibilidad del “diálogo social” estuvo vigente y en ese ámbito se intentó algún acercamiento –de hecho hubo una reunión previa entre el gobierno y los gremios- para destrabar el proyecto de blanqueo laboral, frenado por el faltazo de la cúpula de la CGT, al debate en comisiones previsto en el Senado la semana anterior.
Ya había habido señales también, -en vistas de evitar una escalada de conflictos sindicales y de abrir un canal de intercambio más amplio- de la habilitación del Gobierno de la Comisión de Diálogo Social para el Futuro del Trabajo, integrada por representantes del Estado, las principales cámaras empresarias y las centrales obreras.
El decreto, publicado en el Boletín Oficial, fue presentada ayer en el marco de los 100 años de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), impulsora de este tipo de acuerdos en los 187 países en los que tiene representación.
Pero en paralelo, mientras en la Usina del Arte el ánimo era de consenso, a pocas cuadras, nada más, Moyano y las CTA convocaban el quinto paro general para el próximo 30 de abril y presionaban a la central obrera para que adhiera a la medida.
En este escenario complejo, todo es muy dinámico y la CGT comienza a transitar una nueva disyuntiva: poner en consideración la posibilidad del paro y tratar de darle una segunda oportunidad al plan para registrar trabajadores, que se trataría otra vez en comisión el martes próximo.