La CGT se ilusiona con el acuerdo con el FMI pero le teme a la disparada de precios

Pasadas las 23 horas de éste jueves, los resultados que se anticipaban durante la tarde, se hicieron realidad y gran parte del arco sindical, si bien no lo hizo público, dio muestras de alivio ante la consulta de los periodistas. Fueron 56 votos positivos, 13 votos negativos y 3 abstenciones.

Sin la presencia de Cristina Kirchner, la cámara de Senadores convirtió en ley la autorización de las operaciones de crédito público contenidas en el Programa de Facilidades Extendidas entre el gobierno nacional y el Fondo Monetario Internacional (FMI).

La presidencia de la Cámara Alta fue ocupado por la presidencia provisional Claudia Ledesma Abdala de Zamora, quien ordenó el debate donde las distintas posturas quedaron visibilizadas en un debate público de alto voltaje.

Tal como había anticipado la cúpula de la CGT, un gran porcentaje de los legisladores, en consonancia con los gobiernos provinciales, se sumarían a la propuesta del oficialismo, que, aunque dividido, pudo imponerse e ir por el camino del “orden institucional», evitando el default, en un momento donde el contexto mundial “enciende alarmas”.

Con esta ley en mano, el presidente Alberto Fernández comienza el desafío mayor de su gestión: la pelea contra los precios, algo que está previsto dentro del programa que exige el organismo de crédito. Para ello se oficializarán una serie de medidas y un encuentro clave con empresarios y sindicalistas donde se logre alcanzar un acuerdo de precios y salarios, que preserve a los trabajadores de la pérdida del poder adquisitivo que vienen sufriendo desde el 2018.

Si bien, desde Azopardo siempre se apoyó el acuerdo, las reacciones inmediatas no fueron de euforia luego de la aprobación en el Senado, sino de completa prudencia, y de cierta desconfianza por el éxito de las medidas antiinflacionarias en el corto plazo y los dirigentes de la central tuvieron todo el día su propia agenda, inclusive mientras transcurría el debate en la legislatura.

La espiral inflacionaria de éstos días, no permite a los dirigentes sindicales distraerse de la problemática que la suba de precios genera en el bolsillo de sus representados que aún siendo trabajadores registrados en muchos casos, sus salarios rozan la línea de pobreza o a veces se sumergen en ella.