Luego de sesenta días de aislamiento social que incluyen una disminución notable del consumo como consecuencia de la caída en el poder adquisitivo de los salarios de los trabajadores, muchos de los cuales no han cobrado sus sueldos, otros lo han cobrado con fuertes descuentos, “los precios de los productos de la canasta básica de alimentos no dejan de aumentar” y lo han hecho groseramente en un 16,59% a lo largo de estos dos meses.
Así lo confirmó Héctor Polino desde Consumidores Libres, quien explicó en Estado de Alerta que “en los meses de marzo y abril de este año por ejemplo, ocho productos de almacén en esos dos meses tuvieron un aumento del 13,71%; cinco productos de frutas y verduras un aumento del 21,46% y cuatro productos con cortes distintos de carne vacuna, por ejemplo bola de lomo, asado, paleta y carne picada común, un aumento del 17,45%”, de lo que resulta un promedio de 16,59%”, lo que consideró “un aumento muy significativo”.
Además lo llamativo es que ésta disparada de precios en los productos de la canasta básica alimentaria se ha producido “a pesar también que están congelados los valores de los servicios públicos, como las tarifas de energía eléctrica, de gas natural, de agua potable, el precio de los combustibles, el valor de los peajes”.
En momentos donde el índice inflacionario del INDEC ronda el 2% por ciento es difícil saber qué es lo que hace aumentar los precios, y planteamos como posibilidad la suba del dólar o la concentración de las empresas del rubro, a lo que refirió que “es muy difícil saber en qué eslabón de la cadena se está produciendo una verdadera distorsión de precios”.
En eses sentido señaló “hoy no lo sabemos” y apuntó que “la única forma efectiva de control es la aplicación de las leyes que están vigentes, entre otras la ley que se denomina Observatorio de Precios, por medio de la que funcionarios del Ministerio de Economía de la Nación con representantes de tres entidades de Defensa de los Consumidores tienen que observar los precios desde la materia prima hasta que el producto está a la venta para determinar en qué eslabón de la cadena se produce una distorsión de precios de modo tal que el gobierno pueda actuar rápidamente sobre ese eslabón de la cadena, o la Ley de la Competencia del 2018…”.
En cuanto a la descentralización del control que el Gobierno nacional derivó en los intendentes la consideró “un fracaso” pues ellos pueden “controlar o castigar al comerciante que tiene exhibidos sus precios por fuera de sus máximos” pero no puede determinar qué eslabón de la cadena fue el responsable.
Además como otro de los principales motivos de subas indiscriminadas señaló que “28 grandes empresas concentran el 80% de la producción de los productos de la canasta de alimentos y de productos de limpieza, y son 28 grandes empresas todas de capital extranjero” y agregó “hoy cinco grandes cadenas de supermercados, de las cuales cuatro son de capital extranjero, concentran el 65% de las ventas minoristas en el país. Es ahí donde hay que poner el foco en el control, porque esos grandes grupos económicos son al mismo tiempo formadores y deformadores de precios”.