Según trascendió desde el oficialismo, para el inicio de 2019 se puede esperar otra fuerte ronda de aumentos en los servicios públicos y el transporte, que rondaría entre el 30 y el 45%, sobre todo producto del atraso respecto del dólar que generó la última devaluación.
Los aumentos se aplicarían temprano en el año para tratar de alejar su impacto negativo de las elecciones presidenciales de octubre y no afectar tanto las chances del oficialismo.
El servicio de agua y cloacas prevé dos fuertes aumentos para inicios del año: un 17% en enero y otro 27% en mayo. La electricidad prevé un nuevo aumento en febrero, que rondaría el 20% (pero la cifra podría ser mayor porque podría sumarse el impacto de un nuevo recorte de subsidios, que se traspasaría a los usuarios). El gas tendrá su semestral en abril, probablemente reflejando la inflación del período (entre un 30% y 35%).
En cuanto al transporte, las empresas de colectivos creen que habrá otro aumento, a pesar de la seguidilla de incrementos aplicados durante este año. Desde el Gobierno no se han brindado precisiones. El Ministerio de Transporte aún subsidia una parte del gasoil que utilizan los colectivos, pero para el próximo año piensa redirigir esos fondos a las petroleras, lo que podría impactar fuertemente sobre el precio del boleto.
Desde el Fondo Monetario Internacional insistieron en que, como contrapartida de los adelantos de partidas que se le vienen entregando al Gobierno argentino, se debería avanzar con un plan de disminución de las subvenciones estatales, lo que podría implicar que los aumentos previamente enumerados sean todavía mayores de lo previsto.