Según datos del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos cerca de 4,3 millones de trabajadores de ese país renunciaron a sus empleos durante agosto, una cifra que se amplía hasta los 20 millones si se estira el plazo hasta abril. Según algunos analistas este fenómeno, que ya fue bautizado como “La Gran Renuncia” tiene que ver con una reevaluación de prioridades de los estadounidenses después de transitar por la epidemia de coronavirus.
La mayor parte de estas renuncias se concentraron en el comercio minorista y la hotelería, sectores laborales históricamente precarios y mal pagos, aunque se han constatado procesos similares en todos los sectores de la economía, generando una escasez de personal que se combina con un renacer de distintas luchas gremiales por salarios, que se vienen multiplicando en los últimos meses.
Robert Reich, ex secretario de Trabajo de la administración Clinton, explica en una entrevista con la revista Time: “Los empleados no quieren volver a trabajos agotadores o aburridos, con salarios bajos y de mierda. Los trabajadores están quemados. Están hartos. Están fritos. Después de tantas dificultades, enfermedades y muertes durante el año pasado, no van a aguantar más”.
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En el mismo sentido, Danny Nelms, presidente de la consultora Work Institute, le comentó al Wall Street Journal: “Esta pandemia lleva tanto tiempo que está afectando a la gente mental y físicamente. Todo eso hace que la gente siga reflexionando sobre su vida, su carrera y su trabajo. Si a eso le añadimos más de 10 millones de vacantes, si quiero ir a hacer algo diferente, no es terriblemente difícil hacerlo”.
Según estadísticas oficiales, más de 740.000 personas renunciaron en abril a sus trabajos en el sector gastronomía, hotelería y otros rubros vinculados con el esparcimiento. Al tiempo, tras la pandemia, cerca de 1,8 millones de mujeres han abandonado la población económicamente activa de los Estados Unidos, llevando la participación femenina en el mundo laboral a su punto más bajo en 30 años.
Si bien por el momento no hay estadísticas globales al respecto, algunos datos podrían confirmar que no se trata de un fenómeno exclusivamente estadounidense y que una situación similar podría estar replicándose en Euroa. Datos de la OCDE señalan que en los 38 países miembros de la Unión Europea trabajan unas 20 millones de personas menos que antes de la aparición del coronavirus. En agosto, un tercio de las empresas alemanas se quejaba por la escasez de trabajadores y anticipan que el país necesitaría importar cerca de 400 trabajadores calificados al año para compensar esta carencia.