Luego de ocho meses, y varias negociaciones truncas, los pilotos españoles de la aerolínea irlandesa Ryanair llegaron a un acuerdo con los directivos de la empresa para ponerle fin al conflicto que mantuvieron. En principio, los trabajadores indicaron que están dadas las condiciones para firmar un Convenio Colectivo bajo la legislación laboral del país ibérico, una de sus principales reivindicaciones.
Jairo González, secretario del sindicato USO y ex jefe de base de Ryanair, destacó que existió flexibilidad en la última reunión con los empresarios para llegar a un pacto: «Esto fue lo que nos llevó a desconvocar la huelga y seguir con las negociaciones». La compañía reconoció al gremio y confirmó la desaparición de las agencias de contratación Crewlink y Workforce, que «suscriben contratos laborales con dobles escalas salariales y condiciones laborales diferentes entre trabajadores que realizan las mismas funciones en el mismo avión».
Gracias a esta medida, el mencionado representante gremial dijo que el 75% de trabajadores temporales que existen en Ryanair «se reducirá a un 25 o 40%». Vale destacar que la firma, hasta ahora, se resistió más allá de operar en el país a aceptar el marco jurídico español, a pesar de que una normativa europea obliga a las aerolíneas a establecer que sus empleados deben regir las normas de la seguridad social en el país donde se encuentra su base de trabajo desde el año 2012.
La Justicia también estuvo del lado de los trabajadores: un fallo del Juzgado de lo Social Nº8 de Santa Cruz de Tenerife reconoció como empleado de la compañía, con todos sus derechos laborales, a un piloto contratado a través de sociedades externas como la de Ryanair. El referente sindical Manuel Lodeiro (SITCPLA) apuntó que «el modelo de negocio de Ryanair se replica en muchos sectores, no solo en la aviación» y que la unión de los empleados a través de gremios es la única manera de ponerle fin a estas prácticas.