En Brasil se duplicaron las favelas y crece la inseguridad alimentaria

En Brasil, tanto el desempleo como la caída de los ingresos en los últimos años, han provocado una explosión del número de favelas que en los últimos 10 años duplicaron su presencia en las ciudades brasileñas.

Según datos divulgados por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), el número total de «asentamientos subnormales» (favelas, palafitas, entre otros) pasó de 6329 en 323 municipios a 13.151 en 734 ciudades entre 2010 y 2019.

Del mismo modo, los datos muestran un crecimiento en la inseguridad alimentaria, que se potenció con la pandemia de Covid-19: casi 20 millones de brasileños pasan 24 horas o más sin tener qué comer.

En la misma línea, otros 24,5 millones no tienen certeza de cómo harán para comer a diario y ya redujeron lo que ingieren: en cantidad y calidad. Otros 74 millones de brasileños viven sin saber si les acabará pasando lo mismo. El sondeo se realizó en 1662 hogares urbanos y 518 rurales, antes del repunte inflacionario de los últimos meses, lo que posiblemente agravó estos números.

Brasil: Marchas masivas contra Bolsonaro con protagonismo sindical

Según una encuesta de la Red Brasileña de Investigación sobre Soberanía y Seguridad Alimentaria y Nutricional (Rede Penssan), más de la mitad de los brasileños sufría algún tipo de inseguridad alimentaria (grave, moderada o leve) en diciembre pasado, reseña una.

Del mismo modo, una encuesta de Datafolha para el Instituto Brasileño de Defensa del Consumidor (IDEC), indicó que desde que empezó la pandemia de coronavirus los brasileños comen más alimentos ultraprocesados y baratos. Los adultos de entre 45 y 55 años fueron los que más aumentaron este tipo de consumo, pasando del 9% al 16%.

Los datos del IBGE muestran que la inseguridad alimentaria había disminuido en Brasil desde 2004, pero volvió a aumentar en todas sus formas a partir de 2014, por la fuerte recesión de 2015-2016, que contrajo el PBI en un 7,2%.

En este contexto, prevalece la creación de empleos informales y peor pagados que aplanaron los ingresos de los más pobres. En esos hogares, casi todos los ingresos se destinan a comida, transporte y vivienda.