El bono de fin de año que acordó la CGT con el Gobierno nacional es un dolor de cabeza para sectores que atraviesan una importante crisis, producto de la fuerte caída de la demanda y aumentos de servicios públicos, como pymes y textiles.
Si bien la disposición de la administración Macri marca que el bono se debe pagar en dos cuotas y que será absorbido por la renegociación de paritarias del año próximo, Raúl Hutin, empresario textil PyME, dijo que la medida representa «una complicación».
El empresario subrayó que, en la actualidad, el 70 por ciento de las PyMEs están «trabajando en utilidad negativa». Y subrayó: «Es un sector que vive en un 95 por ciento del mercado interno. Sii no hay capacidad de consumo no hay PyMEs».
En cuanto a la industria, el presidente de la UIA, Miguel Acevedo, señaló que «no hay empresa que haya mencionado que no va a pagar el bono pero muchas están en problemas». Es el caso de firmas industriales santafesinas que adelantaron que no lo van a abonar, tal como expresó Javier Martín, representante del sector: «se perdieron casi 6.000 puestos (de trabajo) al mes de octubre”, y que sólo “en la provincia de Santa Fe hemos perdido más de 440 pymes, hay más de 210 empresas con procedimientos preventivos de crisis y venimos de una caída en la actividad de 11,5% en septiembre”.
En esa línea, desde la Cámara Argentina de la Construcción advirtieron que «la situación es similar a la de la industria. Hay empresas que pueden pagarlo, otras que lo pagarán en cuotas y otras que no».
Vale destacar que la Casa Rosada determinó que el bono sea una asignación no remunerativa (ANR) de cinco mil pesos, a abonarse en dos cuotas iguales, junto a las remuneraciones de los meses de noviembre de 2018 (50%) y enero de 2019 (50%), respectivamente. El pago de esta suma será proporcional cuando la prestación de servicios fuere inferior a la jornada legal o convencional. Es decir que los trabajos de jornada reducida también cobrarán este bono, pero de forma proporcional a las horas trabajadas.