Despidos, cierres y baja de calidad en heladerías, que sienten el impacto de la recesión

as heladerías atraviesan una fuerte crisis en medio de la recesión que golpea hace más de un año a la economía nacional. Manifestaciones de esto son los numerosos cierres de locales, despidos o suspensiones de personal, pago de sueldos en cuotas o incluso la baja de calidad de algunas de las marcas más tradicionales del país.

Persicco es uno de los casos más claros, con el cierre de varios locales en los últimos meses. Sólo en las pasadas tres semanas cerraron sucursales de Caballito y Pilar, y previamente habían bajado persiana locales de Devoto, las Cañitas, Recoleta, Vicente López, Puerto Madero, Nordelta y Belgrano. La empresa pidió concurso preventivo por cesación de pagos ya en octubre del año pasado.

Hace pocos días, la sucursal de Salguero y Cabello incluso fue tomada por sus trabajadores durante una semana en reclamo por el pago de las indemnizaciones prometidas, hasta que finalmente se acordó el pago del 100% en planes de 3 y hasta 7 cuotas, según confirmó a BAE Negocios Marcelo Gasso, secretario de organización del sindicato de Pasteleros. La situación general de la empresa es gravísima, con apenas 30 trabajadores efectivos en planta, cuando hace tres años llegaba a emplear a 120.

Por su parte Freddo ya cerró su planta de Balvanera, tercerizó la producción y comenzó a cerrar locales propios, priorizando las franquicias. También la marca de paletas Yolas de Chungo cerró cuatro puntos de ventas en shoppings, despidiendo a 12 empleados y la heladería Un Altra Volta, empezó a cambiar el nombre de algunas sucursales (reemplazándolo por Aversa), ofreciendo productos de menor calidad.

El presidente de la Asociación Fabricantes Artesanales de Helados y Afines, Gabriel Fama, explicó: “No podemos trasladar a precios las subas. Los lácteos y las materias primas aumentaron un 100%, los envases térmicos, la cobertura y el cacao están dolarizados. A principio de año, un kilo de almendras costaba $320 hoy supera los $550, los mismo pasa con las avellanas, pistachos, nueces y chauchas de vainilla. Sólo pudimos aumentar un 40% los precios en un año”.

“Con esta última devaluación y las subas, nuestra rentabilidad cayó a la mitad. Tenemos que afrontar costos laborales, y ahora te vienen con un bono de $2.000. No podés proyectar nada, con eso nos tiraron un salvavidas de plomo. Muchas heladerías tuvieron que despedir personal para poder pagar la luz”, concluyó Fama.