Este domingo el presidente brasileño Jair Bolsonaro aprobó un decreto que permite a las empresas dejar de pagar los sueldos de su trabajadores durante cuatro meses, en el marco de la pandemia de coronavirus. Según el mandatario, es mejor dejar de percibir el suelo que ser despedido en un contexto en el que “los empleos están siendo exterminados”. Algunas horas después de aprobar la medida se vio obligado a anularla por el repudio que provocó en la oposición, en el Poder Judicial y en el Congreso.
El escenario brasileño, donde los casos de contagio comienzan a multiplicarse aritméticamente mientras el gobierno central se resiste a tomar medidas radicales de aislamiento social, está generando una fuerte caída de la popularidad de Bolsonaro. En las encuestas aparece con una imagen positiva de sólo el 36%, menor a la de los gobernadores y de su propio ministro de Salud Luiz Mandetta.
– Determinei a revogacao do art.18 da MP 927 que permitia a suspensão do contrato de trabalho por até 4 meses sem salário.
— Jair M. Bolsonaro (@jairbolsonaro) March 23, 2020
Además de no haber tomado ninguna medida para proteger a la población de la pandemia, por considerar que esto podría impactar negativamente en la economía, el presidente brasileño aprobó un decreto a pedido de los sectores empresarios donde se permite el no pago de los salarios por cuatro meses, o del pago parcial a voluntad de la empresa. También se incluye en el decreto la potestad empresarial para anticipar vacaciones y francos compensatorios, además de suspender sus resposabilidades en el área salubridad. El decreto es provisorio por 60 días y puede ser confirmado o rechazado por el Parlamento.
La medida también contempla la suspensión de los convenios colectivos de trabajo firmados previamente, lo que implica una grave anulación de derechos laborales, y la creación de un “banco de horas” extraordinarias que pueden ser trabajadas ahora y pagadas al fin de la crisis sanitaria. Es decir, un fuertísimo avance en la flexibilización laboral que su gobierno ya viene intentando imponer desde el primer momento, ahora acelerado por la recesión que implica la pandemia de coronavirus.
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La semana pasada Bolsonaro ya había anunciado recortes salariales y un ajuste millonario en los planes alimentarios conocidos como “Bolsa familia”, en el contexto en que más necesarios están resultando. Al tiempo, el presidente brasileño se resiste a reconocer la gravedad de la crisis, llegando a calificar de “lunático” al gobernador de Sao Paulo, Joao Doria, por decretar una cuarentena de 15 días. En ese marco, durante la última semana también se produjeron numerosos “cacerolazos” de protesta contra el mandatario, que los adjudica a una campaña en su contra de medios como O Globo.