La Casa Blanca, bajo la gestión de Joe Biden, sigue dando muestras de distancia de su anterior titular, Donald Trump, y apoya medidas «drásticas» para frenar el cambio climático. Así lo dejó en claro el mandatario en una cumbre internacional, recuperando la agenda social que supo encarar en tiempo de Obama.
«El costo de la inacción sigue aumentando. Estados Unidos no esperará», dijo Biden al inicio de la cumbre internacional por el Día de la Tierra, que reunió por videoconferencia a unos 40 líderes, incluidos los de los rivales China y Rusia. «Tenemos que actuar, todos nosotros», insistió.
Vale destacar que esta cumbre busca limitar el calentamiento global a 2 grados Celsius por encima de los niveles preindustriales y en lo posible situarlo en +1,5°C, el nivel que los científicos estiman necesario para evitar los efectos más severos del cambio climático. Ese horizonte es inalcanzable con los compromisos nacionales actuales, pero Biden confía en nuevas ambiciosas metas y se diferencia de presidentes de la región como Jair Bolsonaro, que desestiman estas premisas.
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Bolsonaro, cercano a Trump, declaró sin embargo que el objetivo pasa por lograr una «neutralidad de carbono» para 2050, lo cual supondrá absorber tanto como emitir. También se comprometió a «eliminar la deforestación ilegal en Brasil para 2030».
Por otro lado, la Unión Europea anunció que reducirá sus emisiones de «al menos el 55 por ciento» para 2030 con relación a 1990, después de que el Reino Unido prometiera bajar las suyas un 78 por ciento para 2035 respecto a los niveles de 1990.
La canciller alemana, Angela Merkel, saludó el anuncio de Biden. «Estoy encantada de ver que Estados Unidos ha vuelto», dijo Merkel. Por su parte, el primer ministro británico, Boris Johnson, que tendrá en noviembre una conferencia de la ONU en Glasgow con miras a mejorar el Acuerdo de París, elogió el compromiso de Biden como un «cambio de reglas de juego».