Este lunes la Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina (Ammar) de Rosario recordó a una de sus secretarias generales, Sandra Cabrera, asesinada un 27 de enero de 2004. Con un festival donde participaron bandas, se recordó el femicidio que acabó con la vida de la dirigente.
Con la participación de militantes feministas, de derechos humanos, sociales y sindicales, junto a concejales y diputados, se llevó adelante el acto en la plaza vecina a la terminal de ómnibus de la ciudad de Rosario. Miryam Auyeros, actual dirigente de Ammar Rosario, recordó a la referente de las trabajadoras sexuuales: “Sandra Cabrera nos hizo ver cuánto valíamos y no lo sabíamos”.
El diputado santafecino Carlos Del Frade envió su adhesión al acto, en la que planteó: “La investigación por el femicidio de Sandra Cabrera reveló que los nichos corruptos de las policías eran las distribuidoras y garantes de parte del negocio del narcotráfico”.
Auyero rememoró: “Después de la muerte de Sandra trabajamos por un montón de cosas. Ella nos dijo una vez: ‘Si a mí me pasara algo, sigan con el sindicato’”. Parte de la lucha fue contra la fuerza de Moralidad Pública de la ciudad, que las amenazaba y atacaba, y que finalmente resultó disuelta tras el asesinato de Cabrera. El único procesado por el crimen de la referente fue Diego Parvluczyk, entonces subjefe de la Policía Federal de Rosario, quien luego fue sobreseído, quedando impune el femicidio.
Georgina Orellano, secretaría General de Ammar a nivel nacional, aseguró durante el acto: “No sólo buscamos darle visibilidad a lo que significa Sandra para el movimiento de trabajadoras sexuales, sino también que esa plazoleta está muy cerca de una de las zonas de trabajo sexual que para nosotras es de las más problemáticas, en relación a la violencia institucional y la precarización laboral”. “Producto de la crisis económica, muchas, que en su momento habían dejado de ejercer el trabajo sexual, ahora volvieron; y otras que no han teniendo posibilidades laborales comenzaron a ejercer, pero en una situación de mucha vulnerabilidad social”, denunció.
Gabriela Hemela, integrante de Ammar, agregó: “Con todas las organizaciones sociales y sindicatos estaremos recordándola, luego de casi un año de trabajo en territorio. Lamentablemente, 16 años después, seguimos viendo violencia institucional y la policía sigue avasallando derechos”. “Lo que estamos conformando en Rosario es un sindicato de la diversidad. No solo estamos trabajando con las chicas que están en la calle, sino también con quienes están en departamentos y demás; y también con las trans, porque el abuso policial es general, para todes”, concluyó.
Orellano recordó que a nivel nacional “el trabajo sexual no está considerado un delito, siempre y cuando hablemos de personas mayores de edad que lo ejercen por consentimiento propio” pero agregó que “en los último años se llevaron adelante muchas políticas en torno a la lucha contra la trata de personas, pero que pusieron el foco en la trata con fines de explotación sexual, sin hacer distinción entre lo que es un delito y lo que es una actividad lícita. Eso generó que se prohibieran espacios donde muchas compañeras ejercían el trabajo; y lo que arrojó, como consecuencia, esa política, es la calle: tener que ejercer en el espacio público”.
“Santa Fe es una de las pocas provincias que tiene derogado el código contravencional. Pero aún así, las compañeras muchas veces desconocen las legislaciones y la policía juega con ese desconocimiento. Hay muchas compañeras que tienen más de 60 años y no se pueden jubilar de nada porque no hicieron ningún aporte, muchas otras que no pueden acceder a una obra social”, concluyó. Hace dos años, junto al diputado Del Frade, presentaron un proyecto de reparación histórica para que el Estado reconozca la violencia institucional que sufrieron las trabajadoras sexuales hasta 2004.