Es uno de los principales motivos por los que cada 8 de marzo, hay una movilización mundial. Contra la violencia de género, por la igualdad de derechos, a favor del aborto legal y gratuito y para eliminar la discriminación, las mujeres salen a las calles.
También en Argentina este viernes habrá actividades durante todo el día, marcha y movilización y la adhesión de sindicatos, docentes y muchos sectores que realizan un reclamo generalizado frente a las actuales condiciones de trabajo.
En esta fecha se acentúa una vieja lucha por ocupar el lugar que a la mujer le corresponde: el de la igualdad laboral; pero todavía hay muchas barreras en ese sentido.
De acuerdo a distintos relevamientos, si bien se ha avanzado mucho, y existen muchas mujeres que ocupan lugares gerenciales y buenas remuneraciones, ellas están más expuestas a la desocupación y a la informalidad; sin embargo, hay iniciativas en empresas que buscan mejorar la situación; entre ellas, una nueva certificación en igualdad de género.
Aún así, dos de cada tres se ocupan en puestos de baja calificación. Además, en puestos y tareas iguales ganan en promedio 26% menos que los hombres, según datos de la Secretaría de Trabajo, y pocas acceden a posiciones de liderazgo a pesar de que más del 60% de los graduados universitarios son mujeres.
Más allá de los movimientos que visibilizan la problemática de la desigualdad de género, las mujeres todavía tienen demasiados obstáculos para lograr un trabajo de calidad y bien remunerado. Según los Indicadores Nacionales de Género, casi una de cada cinco mujeres en edad de trabajar no estudia ni tiene ingresos propios, algo que solo le sucede a uno de cada diez varones.
Las mujeres en su mayoría tienen una intensa actividad doméstica. Un informe del gobierno de la ciudad indica que el 70% del trabajo no remunerado es realizado por mujeres. Se trata del cuidado de la casa, cocinar, hacer las compras y ocuparse de trámites, además del cuidado de quienes integran el hogar, como los niños y los ancianos.
Según datos oficiales, más del 40% de las búsquedas para cubrir puestos de trabajo realizadas por empresas argentinas en el último año fueron destinadas a varones, mientras que solo el 17% a mujeres.
A un año del anuncio del presidente Mauricio Macri del proyecto llamado «ley de equidad de género e igualdad de oportunidades en el trabajo», la iniciativa sigue «congelada» en la Comisión de Legislación del Trabajo, en Diputados.
El proyecto contempla la garantía de igualdad salarial estricta; la posibilidad de reintegrarse al trabajo con reducción de jornada después de una licencia por maternidad, en una modalidad part time, con una remuneración proporcional y de acuerdo con su empleador; 15 días corridos de licencia por paternidad, y 10 días corridos por violencia de género, entre otros artículos.
«El proyecto tiene algunas modificaciones de la ley de contrato de trabajo (LCT) que introducen la paridad de género en el trabajo. La LCT fue originalmente concebida sin perspectiva de género hace ya 45 años, y aunque tuvo modificaciones requiere una revisión general». Así lo afirma Mario Fera, presidente de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo. »
Según el último informe del INDEC, que data del tercer trimestre de 2018, remarcan la desigualdad en el mercado de trabajo cuando se lo analiza por sexo. La tasa de actividad (que muestra la participación en el mercado laboral) es de solo 49,1% en las mujeres, y aunque hay que decir que sube cada vez más (en el tercer trimestre de 2017 era del 47,9%), es muy baja en comparación con la de los varones, que es del 69,5%. En las mujeres de hasta 29 años la participación es aún menor: alcanza el 39%, mientras que la de los varones es del 55,1%.
Desde el Insituto de Estadísticas explican que «La mayor parte de las desigualdades -con respecto a los hombres- provienen de la desigual inserción de las mujeres en el mercado de trabajo. En un mismo nivel de calificación las mujeres ganan menos, pero si se mira el ingreso horario se achica la diferencia porque las mujeres trabajan menos horas en forma remunerada», sucede en definitiva que al estar ocupadas en tareas de cuidado no remunerado, no pueden insertarse plenamente en el mundo del trabajo.
La desigualdad salarial es la forma más tangible de establecer la desigualdad. Los ingresos de los hombres y las mujeres difieren. Una mujer profesional en la Argentina gana en promedio el 74% de lo que gana un hombre, según estimaciones oficiales. Pero esta diferencia se acentúa más en los sectores no calificados, que son los más vulnerables, donde una mujer gana menos del 65% de lo que gana un hombre.
El 58% de las mujeres que trabajan participan más en actividades laborales vinculadas al cuidado y la enseñanza, como son el servicio doméstico, la educación y la salud. En general, estas actividades tienen salarios en promedio inferiores a la media de la economía, como lo es también el comercio.
Otro tema relevante en el ámbito laboral a la hora de los reclamos es el acoso. Aunque se han dado algunos pasos, todavía falta legislación específica sobre el tema. En la ahora Secretaría de Trabajo existe un protocolo llamado «Guía para la prevención e intervención de situaciones de violencia contra las mujeres en las organizaciones», al que tienen acceso empleados y empleadores que definen la violencia laboral en la forma de agresión física, acoso sexual, agresión sexual y acoso psicológico, y recomienda que los altos mandos de la organización estén comprometidos con que exista un entorno laboral saludable.
Con respecto a las denuncias por acoso, Martín Ghirardotti, director de la línea de denuncias Resguarda, cree que «hay un cambio muy importante en la Argentina con respecto a los comités receptores de denuncias, ya que antes estas denuncias eran descartadas y ahora se tienen en cuenta, se investigan y se analizan».