Este martes 22 de junio se cumplen 9 años del golpe institucional que sacó a Fernando Lugo del poder en Paraguay y el ex presidente cuenta todavía con el respaldo de varios gremios y la esperanza de que una alianza de espacios cambie el rumbo del país latinoamericano.
El exsacerdote había asumido el 15 de agosto de 2008, tras propiciar al Partido Colorado su primera derrota en más de seis décadas, al frente de una alianza que incluía al Frente Guasú –su fuerza- y al PLRA, que colocó en la fórmula a su vice, Federico Franco.
Con los liberales ya jugados en su contra y los colorados dispuestos a vengar la derrota de hacía cuatro años, primero la Cámara de Diputados lo apartó del cargo y después el Senado lo destituyó por 39 votos a 4, todo en no más de 48 horas. Lugo siguió ligado a la actividad política y en 2018 obtuvo una banca en el Senado. Cree posible que se puede reeditar la alianza con sindicatos y clases bajas con la que alcanzó la jefatura de Estado pero él podría ocupar un rol secundario, no necesariamente debería liderar la coalición.
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“(Hay oportunidad), primero por ese lado del descontento, pero el otro aspecto tiene que ver con el nivel regional también. Tenemos que renegociar Itaipú en el 2023 y se pueden dar cambios en Brasil”, refirió en una aparición pública reciente.
“Creo que hay que comenzar a hablar en serio sobre el proyecto 2023, hay varios eventos anteriores o, por ejemplo, hoy tenemos dos eventos importantes en la vida política: Las internas de los partidos en junio y las municipales en octubre y creo que después de estos dos eventos políticos importantes, tenemos que ser monotemáticos, porque no hay otro tema aparte de la pandemia. Entonces, en todos los niveles, en los partidos, movimientos sociales, sindicales y estudiantiles, intelectuales, académicos, porque creo que es una oportunidad grandiosa mirando 2023”, sostuvo.