Trabajadores de la Biblioteca Nacional se suman a la despedida de Horacio González

Este martes, tras confirmarse el fallecimiento por coronavirus del sociólogo, docente, escritor y ensayista Horacio González, de 77 años, las condolencias y manifestaciones de pesar de todo el ámbito cultural, académico y político se multiplicaron por las redes sociales.

También desde el sindicalismo se lo recordó como un trabajador más. El Sindicato de Prensa de Buenos Aires (Sipreba) lo recordó por su constante solidaridad con las luchas de los trabajadores de prensa. González, además de colaborador habitual en varios periódicos del país, fue director de la Biblioteca Nacional entre 2005 y 2015. La junta Interna de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) de la Biblioteca, lo despidió con un sentido texto dirigido a «El director compañero».

En el texto dolorido lo definen como «el pensador lúcido de nuestra Patria» y recuerdan que durante su gestión en la Biblioteca «hizo de nuestra institución un lugar único, donde las diversas corrientes del pensamiento y la cultura nacional nutrieron una gestión siempre abierta a la pluralidad». «Su obra fue tan creativa como prolífica, haciendo que nuestra casa crezca tanto en lo bibliotecológico como en su carácter de espacio para el debate y la difusión cultural», añaden.

Luego destacan que «a los trabajadores y trabajadoras de la casa siempre nos trató como un compañero». «Aún en el vendaval de las inevitables controversias, nunca dejó de entender y propiciar un ambiente de conquistas y más derechos laborales. Horacio González, el Director Compañero, no era solo un hombre de erudición, era una persona que hacía de su saber una herramienta para imaginar una mejor comunidad de trabajo, una que fuera tan crítica como comprometida y potente», enfatizaron.

Los trabajadores de la biblioteca afirman que «sus aristas fueron y serán infinitas: sus libros y los registros de sus charlas inmensas quedan como legado para nuestra Patria, el continente y el mundo». Y concluyen: «Lloramos su partida con el único e indivisible sentimiento que puede generar en cada unx de nosotrxs el recuerdo de cada momento que vivimos con él. Así lo atesoramos, porque Horacio es eso: un tesoro de nuestro pueblo».