El contexto mundial inflacionario no colabora con la fragilidad de la macroeconomía argentina. Las principales potencias mundiales se ven afectadas por índices de precios en alza, desconocidos por ellos desde hace décadas, cuestión que no contribuye al intento local de ir en contra de la corriente y poder cumplir con la estimación del 48% que se estableció en el plan de pago de la deuda.
Por ese motivo, el FMI admitió que deberá revisar las metas de inflación que acordó con la Argentina para este año, por el impacto de «los nuevos shocks de la economía global». En el acuerdo que el Fondo Monetario cerró con la Argentina, se estableció un rango de inflación de entre el 38% y el 48% para 2022, pero se estima que la suba de precios será mucho más alta.
Más allá de esto, desde el Gobierno -con Martín Guzmán en la cuerda floja- descartan “que se puedan aplicar modificaciones en los objetivos macroeconómicos del programa”. De este modo, ratificaron el objetivo de reducir el déficit fiscal a 2,5% en relación al PIB para este año, cuestión que generó una interna “insalvable” en el Gobierno, otro factor que complica la trayectoria del acuerdo.
A ello se suma un sector que impulsa con fuerza la idea de que sea Macri quien pague la deuda contraída. Cómo? a través de la recaudación de «dólares fugados del mismo crédito», algo que deberá atravesar el Congreso y la Justicia.
Mientras tanto, el Fondo, busca «priorizar medidas para asegurar que los objetivos del programa sean alcanzados. Las metas no van a cambiar, vamos a dar apoyo al Gobierno para priorizar para cumplir los objetivos del programa», enfatizó Martín Goldfajn, representante del organismo, también sabedor de la responsabilidad del Fondo a la hora de otorgar un crédito de semejante magnitud a un país en peligro de “default”.
Las cuestiones “políticas” que llevaron al otorgamiento del crédito en el gobierno de Mauricio Macri, casi no están en discusión, y hay intenciones de saldar todos esos “imponderables”, lo que no hay certezas es de cuánto sea el costo de saldarlos, tanto para el país como para el órgano crediticio que conduce Kristalina Georgieva, quien por éstas horas se encuentra con otras prioridades a nivel mundial.