Fue operado por un tumor uno de los trece trabajadores del subterráneo porteño afectados por la presencia de asbesto, un material cancerígeno presente en formaciones y lugares de trabajo. Los controles médicos comenzaron a realizarse luego de que la Asociación Gremial de Trabajadores del Subte y Premetro (AGTSyP) denunciara la presencia del material peligroso y obligara a Metrovías y a SBASE a iniciar un plan de desasbestización y a poner en marcha controles para todos los trabajadores del subte.
El afectado más grave es Daniel Fernández, un trabajador del subterráneo que fue operado para extirparle un tumor pulmonar, luego de haberse sometido a estudios médicos que confirmaron la afección. Fernández trabajó durante 16 años en el Taller Rancagua de la Línea B, donde debió manipular piezas con asbesto, una substancia cancerígena, hoy prohibida.
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El doctor Ariel Rossi, representante sindical del gremio en la mesa de especialistas que intervinieron en el caso y docente de la Cátedra de Medicina Legal y Deontología de la Facultad de Medicina de la Universidadad de Buenos Aires, sostuvo que el tumor fue provocado por el asbesto, más allá del hecho de que el trabajador era fumador: “Esto es claramente por el asbesto, porque el tumor surge de la masa pulmonar y toca la pleura. Si el tabaco apuró más o menos, es imposible saberlo”.
La empresa Metrovías informó que el trabajador se encuentra con licencia médica y está siendo apoyado por una asistente social. Daniel Pagliero, gerente de Recursos Humanos, añadió: “Nuestra política es no realizar comentarios sobre temas médicos individuales por respeto a las personas que pudieran estar involucradas y por el secreto profesional correspondiente. Nuestro compromiso es seguir acompañando a cada trabajador en situación de enfermedad grave con prescindencia de su origen, brindando asistencia personal y apoyo en cuanto a los recursos necesarios hasta su total recuperación. Asimismo, continuamos con los monitoreos ambientales para asegurar que no afecten la salud de los trabajadores en sus ámbitos laborales”.
Fernández es uno de los primeros 190 trabajadores del subte que luego de la denuncia de AGTSyP empezaron a realizarse controles médicos por el riesgo de complicaciones de salud derivadas de la presencia de asbesto en los lugares de trabajo. De ellos, 13 fueron confirmados como afectados, con un diagnóstico de “neumoconiosis” (enfermedades pulmonares asociadas a la presencia de minerales), que debe controlarse periódicamente para que no derive en asbestosis o cáncer de pulmón.
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Si bien el porcentaje de 7% de afectados sobre los trabajadores que se realizaron estudios es muy elevado, el doctor Rossi afirma que los verdaderos efectos comenzarán a visibilizarse en el futuro, ya que actualmente el asbesto presente en el subte está en mal estado y empezando a desintegrarse y a trasladarse por el aire. Luego de la denuncia del gremio, SBASE decidió retirar los coches españoles CAF 5000 de la Línea B (además de demandar al Metro de Madrid por casi 15 millones de euros por su venta). También debió presentarse un Plan de Gestión Integral de Asbesto para la detección, retiro y disposición final de los materiales contaminados.
Más allá de estas medidas, los metrodelegados denuncian que en por lo menos el 40% de las formaciones hoy circulantes se ha detectado la presencia del material cancerígeno. A partir de esto se “desasbestizaron” formaciones Mitsubishi de la línea B, para seguir siendo utilizadas. Según el gremio y los estudios de la Universidad Nacional del Sur, también estarían contaminadas las flotas GEE-Caf y FIAT (de la línea E) y Nagoya 5000 (de la C), así como las Nagoya 300 y 1200, ya fuera de circulación.