De acuerdo al informe trimestral de 2018 elaborado por la Superintendencia de Riesgos del Trabajo (SRT), mientras que el salario bruto promedio de los trabajadores de unidades productivas es de 32.680 pesos, el de las trabajadoras es de 27.476 pesos.
Si a ello le adicionáramos la información salarial de trabajadoras de casas particulares (que no está disponible) la concentración de mujeres en esa actividad -con remuneraciones que se consideran las mínimas estipuladas por ley-, la brecha salarial es aún mayor.
Las estadísticas muestran una gran concentración de mujeres en sectores económicos como comercio, restaurantes y hoteles, y servicios sociales, comunales y personales, donde los niveles salariales promedio son de alrededor de 21.600 pesos y de 27.100 pesos, respectivamente. Este factor -el de las tareas que se realizan en este tipo de actividades económicas- explicarían, en parte, la diferencia salarial entre hombres y mujeres.
De acuerdo al informe, el trabajo estadístico de la SRT revela, además, que son los trabajadores varones quienes más litigan, y el promedio de edad de quienes lo hacen es de 38 años: de 22.288 juicios notificados al Registro Nacional de Litigiosidad (ReNaLi), el 81% de ellos son iniciados por trabajadores hombres.
También describe que los trabajadores jóvenes -36 años promedio- son quienes más accidentes laborales sufren. En el caso de las mujeres, el 32,3% de los expedientes judiciales en los que la demandante es una trabajadora, la contingencia reclamada es por un accidente in itinere y, en el 42,3% de los casos, por accidentes de trabajo.
En términos de cobertura, el sistema de riesgos del trabajo estaba compuesto, a junio de 2018, por un 59% de hombres y un 41% de mujeres. Del porcentaje total de trabajadoras, el 87,7% realizaba sus tareas en unidades productivas, mientras que el 12,3% restante lo hacía en casas particulares.
Si se considera la edad de los trabajadores y su concentración en las diferentes actividades económicas, el informe indica que, al comenzar la vida laboral, las mujeres tienden a ocuparse en el sector de comercio, restaurantes y hoteles.
A medida que avanza la edad, se desplazan al sector de servicios sociales comunales y personales, de tal forma que a partir de los 25 años esta actividad concentra más de la mitad de la población de mujeres registradas, superando el 70% de la cobertura a partir de los 40 años.