Las protestas en Francia, que encabezan personas vestidas con chalecos amarillos que repudian el aumento del precio del combustible, terminaron con al menos 133 heridos y 412 detenidos, tal como expresaron autoridades del país galo.
El sábado varios grupos de personas levantaron barricadas en las calles del centro de París. También, pintaron graffitis en el Arco del Triunfo y se enfrentaron a la policía, que arrojó gases lacrimógenos y empleó cañones de agua para disuadir a los manifestantes. Acciones que no fueron efectivas ya que los hombres de chalecos amarillos respondieron prendiendo fuego cuanto objeto veían a su alcance y lanzando piedras.
En este contexto, las autoridades de Francia no descartaron decretar el estado de emergencia. «Todas las medidas deben ser estudiadas», señaló un portavoz del gobierno. A su vez, el presidente Emmanuel Macron visitó este domingo el Arco del Triunfo para comprobar los desperfectos que ha sufrido el monumento.
«Ninguna causa justifica que se roben los comercios, que edificios públicos queden incendiados o que se ensucie al Arco del Triunfo. Los culpables de esto quieren el caos y así traicionan las causas que pretenden servir y manipular. Se les juzgará. Mañana por la mañana tengo convocada una reunión con mi gabinete. Siempre respetaré las oposiciones, las manifestaciones, pero nunca la violencia», dijo el mandatario sobre el conflicto durante su participación en la cumbre del G20.
Vale destacar que las movilizaciones, en rechazo al aumento de combustibles e impuestos, nació al margen de sindicatos y partidos políticos, y se desarrolla en los principales centros urbanos, con una organización vía redes sociales. En los últimos días, los «chalecos amarillos» anunciaron la creación de una delegación de ocho personas para negociar con el Gobierno.