Los desafíos del trabajo futuro y la deuda del trabajo presente

El gobierno celebró el cierre del G20 como un triunfo. Hubo asistencia perfecta por parte de los 19 mandatarios invitados y la Unión Europea (UE), además de los miembros invitados; se celebraron todos los acuerdos bilaterales previstos y mientras transcurría la cumbre, las imágenes de violencia callejera reflejaban el caos en París y no en Buenos Aires.

Se sumó a esto, «la tregua», el acuerdo tan esperado entre Donald Trump y Xi Jimping -de quita de aranceles mutuos a partir del 1 de enero próximo-, del que si bien, Buenos Aires sólo fue escenario, -en medio de un país que está cerrando sus números en rojo- el gobierno cree que puede capitalizarlo, tanto en cuestiones de comercio exterior como de política interna.

Además, aunque con alguna disidencia puntual, se lograron poner las conclusiones en un documento final. Documento que a lo largo del texto le dedica varios párrafos al “trabajo y los alimentos”, temas que propuso con énfasis la Argentina. Temas que fueron de la mano al pedido de reformas a la Organización Mundial del Comercio (OMC) y al desarrollo de un esquema de producción de alimentos sustentable que esté más vinculado al “futuro del trabajo”.

Más allá del impulso, que todos celebramos, este tema de gran preocupación para la Argentina es de tal complejidad que excede toda declaración. Si bien es un puntapié, este lunes el presidente Macri volverá a encontrarse como el país «real» que tiene alrededor de un 33% de trabajo informal, lo que deja a la vista que el tema exige un tratamiento urgente de todos los ámbitos de poder para resolver los problemas del “trabajo presente”, la inclusión al sistema registrado de empleo, la pérdida de poder adquisitivo y las condiciones de empleo.

En ese contexto, y durante todo este año, la OIT contribuyó con diversos grupos de trabajo temáticos del G20, incluyendo a los de Empleo para discutir sobre las competencias del futuro, lo cual condujo a la Declaración Conjunta de los Ministros de Educación y de Trabajo, que se logró por primera vez en la historia del grupo.

El director general de la OIT, Guy Ryder, participó en numerosos encuentros del G20 durante este año y recientemente presidió, en la sede la organización en Ginebra, la última reunión del EWG y felicitó a “la Argentina del G20, que puso en debate muchos temas que seguramente continuarán el próximo año” dijo Ryder, tras describir los factores clave que enfrenta el mundo del trabajo, en medio de cambios veloces.

En su discurso, el director general de la OIT «Solicitó a los miembros que aseguren que todos puedan beneficiarse de las oportunidades que se crearán en el futuro del trabajo». Desde la organización se enfatizó en la “La protección social, las oportunidades de empleo para las personas con discapacidades y la formalización del trabajo como algunas de nuestras principales prioridades para asegurar un futuro del trabajo justo, inclusivo y sostenible”.

Bienvenido el apoyo internacional, pues el “trabajo de hoy” en Argentina,  cierra el calendario con salarios que han perdido en muchos casos más de 15 puntos respecto a la inflación y se debaten hacia el  último año de mandato del actual gobierno, entre paritarias a la baja y un bono compensatorio que muchas pequeñas y medianas empresas no podrán afrontar.

El «trabajo presente» tal vez se sienta burlado de ocupar tan “prestigiosos párrafos dentro del histórico documento” y padecer un “estrangulamiento” en el que, una vez más, la reducción de costos se inicia por el “capital del trabajo”, y el trabajo es visto como un costo y no como una inversión.