Ante la abrupta caída de la demanda y la suba de tarifas de servicios públicos, Induspol Aislaciones, una de las cuatro fábricas de telgopor del país, cerró sus puertas y dejó en la calle a sus 37 empleados. Los trabajadores tenían la esperanza de continuar en sus puestos pero la decisión de los dueños de la empresa, que funcionó en Junín, provincia de Buenos Aires, fue irreversible.
A propósito del hecho, Rubén Moyano, secretario general de la Unión Obreros y Empleados Plásticos de Chivilcoy, confirmó que «el cierre es definitivo» e indicó que los trabajadores se enteraron cuando llegaron a la planta y «encontraron una nota pegada en la puerta con la firma de los dos socios, Antonio Regés y Carlos Ravazzano».
Además, expresó que la compañía les propuso a los trabajadores pagar indemnizaciones menores a las que corresponden por ley y anticipó que hay unanimidad entre los operarios para rechazar esta iniciativa. Asimismo, hay retrasos salariales y no se descartan medidas de fuerza. «Es una situación complicada, porque los dueños de la empresa dicen que no tienen el dinero para saldar las deudas», aseveró el representante sindical.
En tanto que los empresarios a cargo de la firma, que se dedicó en los últimos 30 años a la producción, procesamiento y transformación de «telgopor» (utilizado mayormente en la construcción) explicaron que el contexto económico y la retracción de la actividad, que solo en octubre cayó 6,4% anual, lleva a que «sea imposible» continuar en funciones.