Debido a la crisis económica, con la suba de costos fijos y caída de la demanda, varios locales cerraron sus persianas en los últimos tres años. Solo en el ámbito de la Ciudad de Buenos Aires más de 2500 bajaron sus persianas y los dueños, en esta situación, decidieron flexibilizar condiciones con tal de retener inquilinos.
Por eso, ya se empezaron a renegociar contratos con ajustes del 20%, muy por debajo de la inflación de 2018 que fue del 47%. Para los dueños, es preferible resignar rentabilidad antes que mantener un local vacío, que es realmente costoso. Por eso, se privilegia la «garantía comercial» –que quien alquila no arrastre deuda o cuestiones pendientes de operaciones anteriores– antes que la tradicional garantía de propiedad.
Para Diego Migliorisi, socio gerente de la inmobiliaria homónima, Se ablandaron un poco los requisitos tradicionales. Hoy al propietario le interesa más el antecedente comercial del inquilino que si éste tiene o no una garantía propietaria de peso. Se revisa que el inquilino no tenga un historial de cheques rechazados u obligaciones impagas. En la situación actual, eso es más importante que otros aspectos».
De este modo, los propietarios se esfuerzan por «no perder al buen inquilino». Miguel Altgelt, titular de Altgelt Negocios Inmobiliarios, comentó sobre este tema que «el costo de las expensas cada vez pesa más. Ocurre que hay oficinas y locales que hoy tienen valores de las expensas que, sumados a los impuestos en general, empatan el costo del pago mensual. Eso complica todo».
«Existe mucho movimiento de comerciantes que abandonan los espacios grandes para migrar a unidades más chicas. La vacancia depende mucho del nicho comercial. Venta de ropa, electrónica, por poner ejemplos, son rubros que hoy están muy complicados por la situación económica. Muchos locales que quedaron vacíos estaban ocupados por ese tipo de rubros», añadió.