Los aumentos registrados durante enero en el precio de la hacienda en pie y los ajustes en los costos de los servicios básicos que sufren los frigoríficos anticipan fuertes incrementos de hasta 30% en el precio de la carne para el consumidor final. Así, cortes como la nalga o el cuadril de novillito podrían superar los 300 pesos por kilo.
Algunos de los aumentos registrados en los precios de la hacienda en pie fueron absorbidos por los distribuidores mayoristas, que esperaban que esta suba pudiera ser circunstancial. Pero el aumento sostenido, también influenciado por el impacto de las inundaciones en la región ganadera, acabó por llegar al mostrador de las carnicerías. En los remates del mercado de Liniers se registraron aumentos de un 19% durante enero (70% en términos interanuales), mientras que en los de la Sociedad Rural de Jesús María (Córdoba), los precios de novillos de entre 300 y 500 kilos aumentaron un 26% mientras que los de vaquillona lo hicieron un 36%.
Mientras tanto, los frigoríficos siguen sufriendo el incremento de costos. No sólo por el impacto del tarifazo en los servicios públicos sino también gracias al aumento del costo de las tasas del Senasa y la baja en el precio de los productos del recupero de la faena (particularmente el cuero), lo que de conjunto podría sumar incrementos de 20% a los precios ya inflados de la hacienda en pie. Según la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA), desde el ternero hasta el mostrador de la carnicería el precio se multiplica por 3,3. El precio final en carnicerías está integrado en un 69% por costos de la cadena, 29,8% de impuestos y apenas 1,2% de ganancias.
Desde la Cámara de Supermercados ya anticiparon ajustes de por lo menos un 20% en los precios de la carne en góndola, luego de recibir las compras de enero con importantes aumentos. El presidente de la entidad, Víctor Palpacelli, detalló: “Durante el año 2018, el rubro carne no se destacó sobre el resto por los aumentos. El precio estaba retraído comparativamente con el proceso inflacionario que hubo”.
Además del cambio de los consumidores a otros tipos de carne (especialmente el cerdo), el impacto de los aumentos se refleja en una retracción aún mayor del mercado interno, con gente que ya no elige cortes más baratos sino que directamente decide reducir la cantidad de kilos que está dispuesta a comprar. El consumo hoy ya se ubica en menos de 55 kilos anuales per cápita en un país históricamente caracterizado por incluir a la carne vacuna en casi todas las comidas.
También los carniceros se ven obligados a trasladar el costo al mostrador, aunque algunos eligen hacerlo en tandas de pequeñas subas semanales. En cualquier caso, se esperan para los próximos días aumentos de entre 10 y 20%. Según el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (Ipcva), el valor promedio de la carne en mostrador es 184 pesos por lo que el nuevo piso promedio pasará a superar los 200 pesos y habrá cortes que pasarán de 300.