Preocupado por la vulnerabilidad de los barrios más pobres frente a la pandemia y sus efectos sanitarios y económicos, Gildo Onorato, Dirigente Unión de Trabajadores de la Economía Popular, UTEP, manifestó a Estado de Alerta que cuando termine el efecto Coronavirus, la situación de los 14 millones de pobres será devastador.
“Sabemos que esta crisis impacta diferente en cada segmento social. En los barrios populares se está viviendo de manera distinta porque hay menos posibilidades de aislamiento en las casas, hay hacinamiento, densidad demográfica, falta de agua potable, muchas familias que recurren a comedores. Entonces hay que abordarlo como unidad barrial y fortalecer las redes comunitarias”, aseguró Onorato.
Señaló que hay fuerte interacción entre el gobierno nacional y los intendentes para poder articular la lógica de intervención complementaria para que no falte el alimento, que llegue con los recaudos para que no se propague la enfermedad, para que la información pueda circular con celeridad y con las fuerzas de seguridad para que gane el diálogo a la actitud punitiva», contó.
“Reconocemos que se paralizó la economía y a este sector la economía lo pasó por arriba y hay una enorme incertidumbre de como alimentar a la familia. Se paró la economía popular donde no hay derechos laborales, es una economía de supervivencia que se está cayendo a pedazos. Cuando termine la emergencia sanitaria vamos a encontrarnos con varios escalones más arriba en los niveles de pobreza”, aseguró el dirigente social.
Preocupado por la vulnerabilidad de los barrios más pobres frente a la pandemia y sus efectos sanitarios y económicos, Gildo Onorato, Dirigente Unión de Trabajadores de la Economía Popular, UTEP, manifestó a Estado de Alerta que cuando termine el efecto Coronavirus, la situación de los 14 millones de pobres será devastador.
Onorato: «En los barrios más vulnerables el aislamiento se hace de otra forma»
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“Sabemos que esta crisis impacta diferente en cada segmento social. En los barrios populares se está viviendo de manera distinta porque hay menos posibilidades de aislamiento en las casas, hay hacinamiento, densidad demográfica, falta de agua potable, muchas familias que recurren a comedores. Entonces hay que abordarlo como unidad barrial y fortalecer las redes comunitarias”, aseguró Onorato.
Señaló que hay fuerte interacción entre el gobierno nacional y los intendentes para poder articular la lógica de intervención complementaria para que no falte el alimento, que llegue con los recaudos para que no se propague la enfermedad, para que la información pueda circular con celeridad y con las fuerzas de seguridad para que gane el diálogo a la actitud punitiva», contó.
“Reconocemos que se paralizó la economía y a este sector la economía lo pasó por arriba y hay una enorme incertidumbre de como alimentar a la familia. Se paró la economía popular donde no hay derechos laborales, es una economía de supervivencia que se está cayendo a pedazos. Cuando termine la emergencia sanitaria vamos a encontrarnos con varios escalones más arriba en los niveles de pobreza”, aseguró el dirigente social.
“Hay mucha conciencia que el sector vulnerable es el más débil frente a esta enfermedad, es población de riesgo. Está claro que hay resolver la falta de alimentos, los niveles de desigualdad obligan a que el Estado intervenga. También es cierto que hay que fortalecer la institucionalidad. En una economía con el 40% de informalidad y 40% de pobreza, está claro que la institucionalidad no llega y ahí necesitamos otros mecanismos», explicó.
Por último aseguró que frente a la magnitud de la crisis, «la Iglesia, los Movimientos Populares, las Redes Comunitarias, los Evangélicos, las Sociedades de Fomento, los Clubes de Barrio, todos los instrumentos organizativos que tiene nuestro deben poner el hombro para salir adelante”.
“Hay mucha conciencia que el sector vulnerable es el más débil frente a esta enfermedad, es población de riesgo. Está claro que hay resolver la falta de alimentos, los niveles de desigualdad obligan a que el Estado intervenga. También es cierto que hay que fortalecer la institucionalidad. En una economía con el 40% de informalidad y 40% de pobreza, está claro que la institucionalidad no llega y ahí necesitamos otros mecanismos», explicó.
Por último aseguró que frente a la magnitud de la crisis, «la Iglesia, los Movimientos Populares, las Redes Comunitarias, los Evangélicos, las Sociedades de Fomento, los Clubes de Barrio, todos los instrumentos organizativos que tiene nuestro deben poner el hombro para salir adelante”.