OIT: Trabajo forzoso, formas modernas de esclavitud y trata de seres humanos

Un riguroso informe de la OIT dio cuenta de la impresionante cantidad de trabajadores en todo el mundo que sufren de formas de esclavitud modernas y que se agravaron a partir de la pandemia del Coronavirus.

Hoy, son más de 40,3 millones de personas que están empleándose en tareas forzadas, sin documentación y sin posibilidad de denunciar lo que atraviesan. Esto significa que en el mundo hay 5,4 víctimas de la esclavitud moderna por cada 1.000 personas.
1 de cada 4 víctimas de la esclavitud moderna son niños.

De los 24,9 millones de personas atrapadas en el trabajo forzoso, 16 millones son explotadas en el sector privado, por ejemplo, en el trabajo doméstico, la industria de la construcción o la agricultura; 4,8 millones de personas son víctimas de la explotación sexual forzosa; y 4 millones de personas se encuentran en situación de trabajo forzoso impuesto por el Estado.
El trabajo forzoso afecta en forma desproporcionada a las mujeres y niñas, que representan el 99 por ciento de las víctimas en la industria sexual comercial y el 58 por ciento en otros sectores. Y se estima que estas cifras están en aumento ante la necesidad laboral.

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Desde la ONU aportan material al debate: en el delito de trata de personas, los delincuentes están ajustando sus modelos de negocios a la “nueva normalidad” creada a partir de la pandemia, especialmente mediante el uso indebido de nuevas tecnologías. Al mismo tiempo, el COVID-19 tiene un impacto en la capacidad de autoridades estatales y organizaciones (ONG) en la provisión de servicios esenciales a las víctimas.

Más importante aún, es que la pandemia ha agravado y puesto en primer plano las desigualdades económicas y sociales sistémicas que se encuentran entre las causas subyacentes de la trata de personas. A su vez, indica la organización mundial, para las víctimas que se encuentran recluidas con sus tratantes, las medidas para combatir el COVID-19 pueden empeorar su desesperada situación. El incremento en los niveles de violencia doméstica reportados por muchos países es un indicador preocupante de las condiciones de vida de muchas de las víctimas de trata de personas, especialmente de aquellas en condiciones de servidumbre doméstica o esclavitud sexual, afectando de manera desproporcionada a mujeres y niñas.