En el contexto del Primer Encuentro Nacional de Proveedores Mineros, el Secretario General de AOMA Argentina, Héctor Laplace, reclamó reglas claras para evitar “trabajadores de segunda categoría” y para ello consideró vital “cumplir las leyes vigentes”, rechazando contundentemente la existencia de “personal subcontratado y tercerizados” que utilizan algunas empresas para abaratar costos, una situación que la Asociación de Obreros Mineros Argentina denuncia en forma sistemática desde hace varios años.
El máximo dirigente sindical de los mineros explicó a los presentes, entre los que se encontraban el Ministro de Producción, Matías Kulfas y la Presidenta de la Comisión de Minería de la Cámara de Diputados de la Nación, Lucía Corpacci, que “cuando uno habla de darle valor agregado a la minería, hablamos también de los proveedores” y resaltó que este sub sector está en la actualidad “cubriendo las necesidades de la actividad minera en un 80% con proveedores locales y nacionales”, lo que favorece a emprendimientos comerciales que en su gran mayoría, son pymes”, celebró.
Pero paralelamente, subyace una gran preocupación ya que “a veces, las actividades principales las desarrolla el inversor con un a pretensión de tener solamente un 20% o 30% de su plantel de trabajadores” y el porcentaje restante “son tercerizados o subcontratados”. En muchos casos, “son abastecedoras que se terminan afincando en el proyecto, y con ello se origina un problema”, aclaró el dirigente gremial al referirse a éste problema de encuadramiento.
Esa es la razón -que a su entender- genera “trabajadores de primera, de segunda y grandes conflictos en sus Convenios Colectivos de Trabajo”, pues “tenemos gente con convenios de construcción, de metalúrgica, de mecánico y afines, de entidades deportivas y civiles, gastronómicos, o estaciones de servicios”, lo que «produce serios inconvenientes con otras entidades gremiales, es ilícito y atenta contra la paz social», denunció Laplace.
En este sentido desmintió que eso fuese un problema “intersindical” sino que lo definió como: “hacer mal las cosas”, ya que, «cuando una empresa va a desarrollar su contrato a un proyecto minero, automáticamente es una empresa minera», porque «si no, dentro de un proyecto o empresa habría veinte sindicatos”, enfatizó, y al mismo tiempo ejemplificó: “un camión que entra y sale de un proyecto minero, no es propio de la actividad y no lo reclamamos, ahora cuando está haciendo el traslado de minerales de la mina, y dentro del yacimiento, pertenece al gremio minero” reafirmando con este ejemplo que “si está dentro de un proyecto es minero».