En Nigeria, protestas de trabajadores contra el Gobierno terminaron con 22 policías muertos, tal como informaron las autoridades locales. Desde la fuerza de seguridad nigeriana señalaron que «a pesar de esos ataques no provocados, nuestros agentes de policía nunca recurrieron al uso de fuerza ilegal o dispararon contra los manifestantes».
También la Policía rechazó declaraciones de que sus efectivos abrieron fuego contra manifestantes desarmados, en particular en la ciudad de Lagos, escenario que concentró las más significativas movilizaciones y donde ocurrieron los enfrentamientos, los cuales causaron muertos y heridos.
Las manifestaciones contra las políticas oficiales terminaron con 17 comisarías de policía atacadas e incendiadas por parte de «delincuentes que secuestraron las protestas pacíficas contra la brutalidad de la fuerza pública», sostuvo la fuerza de seguridad.
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Por otro lado, la conducción militar admitió la presencia de soldados en la zona de Lekki, en la ciudad de Lagos, en la fecha en que aparecieron baleados varios manifestantes pero recalcaron que «en ningún momento los soldados del Ejército de Nigeria abrieron fuego contra ningún civil».