La decisión del gobernador Axel Kicillof de retomar las clases presenciales en el Conurbano a partir del descenso de casos que posibilitó el regreso a «Fase 3» dejó como gran interrogante qué postura adoptarían los poderosos gremios docentes de la provincia de Buenos Aires, que desde el principio se opusieron a la medida.
La Federación de Educadores Bonaerenses (FEB) reclamó «garantías» para retomar las clases presenciales y SUTEBA, aunque con más laxitud, exigió los mismos cuidados.
«No podemos volver a la presencialidad sin garantías sanitarias para los trabajadores de la educación», demandó Mirta Petroccini, la titular de FEB. Esas garantías, dijo, pasan por «la pronta vacunación de las y los docentes como trabajadores prioritarios».
De acuerdo a los datos oficiales, hasta ahora se aplicó al menos una dosis el 70 por ciento de los docentes inscriptos en provincia de Buenos Aires, es decir unos 517 mil docentes y se espera que durante éstos días se envíe una gran cantidad de citaciones para completar lo antes posible a la totalidad del personal y retomar las clases de manera segura.
«Nuestra postura desde el comienzo de la pandemia: la presencialidad de las clases está supeditada a los indicadores epidemiológicos de cada localidad, de acuerdo con el comportamiento variable del virus y la disponibilidad sanitaria», finalizó.
También SUTEBA, el gremio que conduce Roberto Baradel, hizo públicas sus preocupaciones respecto del retorno de las clases presenciales. «Expresamos la imperiosa necesidad de que se planifique una presencialidad cuidada, organizada, que se retome gradualmente en el transcurso de la próxima semana», comunicó pero vieron con buenos ojos las medidas adicionales que se implementarán.
Otra de ellas es la instalación de 33 mil detectores de dióxido de carbono. El propio Kicillof reconoció que «es un avance muy importante porque es una tecnología que permite prevenir los contagios y al mismo tiempo, sobre todo en época invernal, permite ser más precisos para que la ventilación no sea excesiva».
Junto a esa política, la Provincia implementará testeos aleatorios y sorpresivos en los establecimientos educativos, para detectar de manera temprana la circulación del virus.