«Una juventud desigual determina la inserción laboral»

El nuevo informe desarrollado por el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina, con el apoyo de la Fundación Instituto Superior de Ciencias de la Salud se titula “Juventudes desiguales” y pone blanco sobre negro a una realidad que “a todas luces muestra que la Argentina necesita más oportunidades de integración social”.

El estudio reconoce y describe los diversos modos de vivir la juventud en la Argentina urbana y cómo los cambios en el entorno social, familiar, educativo y comunitario de estos jóvenes a través de la reproducción intergeneracional de las condiciones de pobreza, modifican estructuralmente el contexto de producción de recursos humanos y sociales.

El sociólogo, Santiago Poy, autor del trabajo, en diálogo con La Gota, por Radio Argentina, se explayó sobre el informe y señaló que “hoy hay múltiples formas en Argentina de experimentar la juventud y eso se plasma en condiciones de vida muy desiguales”.

“La juventud es un período clave porque se solapan muchas transiciones que determinan de qué manera los jóvenes se insertan en el mercado de trabajo, en la educación superior o no, en la salud, en la paternidad…”,- señaló- y puso en números la síntesis de esta realidad.

“Los jóvenes (18 a 29 años de edad) representan casi una quinta parte de la población total del país (19,1%), siendo 8,4 millones.  4 de cada 10 jóvenes pertenecen a hogares de estratos medios. 1 de cada 10 jóvenes (10,3%) reside en viviendas ubicadas en villas o asentamientos precarios, y más de la mitad (58,6%) se ubica en el aglomerado Gran Buenos Aires”, señaló Poy.

“Esto tiene gran implicancia en la inserción en el mercado laboral” explicó el sociólogo. “El informe muestra que casi 1 de cada 5 jóvenes activos está desempleado, y que sólo 4 de cada 10 jóvenes en Argentina tiene un trabajo pleno de derechos -en blanco-, o sea que, 6 de cada 10 son trabajadores que tienen condiciones muy precarias, cuentan con empleos intermitentes o directamente están desocupados”.

Además agregó que “un tercio de los jóvenes son padres o están esperando serlo y hay enormes diferencias sociales respecto a esto”. “En ese contexto, las condiciones estructurales para poder llevar adelante esa paternidad no siempre son las más favorables en lo que refiere a las cuestiones del mercado laboral” indagó el especialista.

“Las mujeres en éstas condiciones no cuentan con las licencias por maternidad con lo cual sus posibilidades de trabajo son más intermitentes, de las cuales gran parte no tienen posibilidades de incrementar su formación ni desarrollar su carrera”, reza el informe.

Aquí los números que avalan esas determinaciones: existen elevadas tasas de desocupación y empleo precario entre los jóvenes. Ello implica el incumplimiento de derechos básicos relativos a la estabilidad laboral, acceso a la seguridad social, a la protección en caso de accidentes y, a menudo, bajos ingresos.

Los varones tienen mayor propensión a estar trabajando o buscar trabajo que las mujeres (72,6% y 47,3%, respectivamente) y, asimismo, están menos afectados por la desocupación que ellas (14% y 24,8%).