Una nueva ley de Alquileres, impulsada por el oficialismo, se podría tratar en la Cámara de Diputados el próximo miércoles con algunos cambios si la oposición está de acuerdo. En principio, se determina que las comisiones sean un gasto «compartido» entre propietarios e inquilinos y no que quede a cargo solo de los primeros, algo que establecía el texto original.
También, la iniciativa marca que se busca «consensuar» una morigeración de los instrumentos de garantía que servirán al inquilino para ingresar a una propiedad, y que incorporaría la posibilidad de que el propietario pueda optar entre dos alternativas de garantías propuestas por los inquilinos, y no cinco.
Aunque, se mantendrá el mecanismo de actualización semestral para los contratos de alquileres con un valor que resultará de un promedio entre la inflación (IPC) y el Coeficiente de Variación Salarial (CVS), medidos por el Indec.
Por otro lado, el proyecto menciona que el contrato de alquiler de tres años de duración se va a poder acortar cuando los alquileres superen un monto determinado. El diputado Daniel Lipovetzky, presidente de la comisión de Legislación General, expresó que están “terminando de consensuar un proyecto equilibrado que no fija precios, pero sí establece pautas claras respecto de la actualización del valor del alquiler, las garantías, el depósito y la responsabilidad en el pago de las comisiones inmobiliarias, expensas extraordinarias y las reparaciones en el inmueble».
Esta ley que podría sancionar el Congreso es rechazada de plano por el sector inmobiliario, que se niega a una intervención del Estado en este tema. Desde la Cámara Inmobiliaria Argentina (CIA) explicaron que “la foto que tenemos para observar las consecuencias de regular los alquileres es la Capital Federal. Una intervención en un mercado para beneficiar a una de las partes trajo como consecuencia que en la ciudad de Buenos Aires los alquileres hayan subido un 35 por ciento promedio frente al resto del país, que tuvo subas menores”.
Luego, detalló que el proyecto de Ley que se presentó fue pensado con criterios de hace más de 30 años, que no se aplican a las nuevas generaciones. “Hoy los millennials no quieren un contrato de alquiler de tres años porque tienen una visión diferente”, agregó.