La caída de la producción industrial parece no encontrar piso. Según el Boletín de Actividad mensual que publica la Asociación de la Industria Metalúrgica, Adimra, federación de cámaras que agrupa al conjunto de actividades pertenecientes a esta rama, la caída de la actividad acumula en dos años una caída del 8,3%.
Ese desglose registró en mayo una caída del 7,3% con respecto al mismo mes del año 2018, cuando había verificado ya una baja de 1,1% en relación al año 2017.
Otra consecuencia de la recesión que sufre el sector lo refleja el uso de capacidad instalada, que se ubicó en el 51,1%. Esto es, que prácticamente la mitad del equipamiento y maquinaria existente en el sector se encontraba inactiva en mayo, en uno de los peores registros históricos en la materia. En promedio, en los primeros cinco meses del año la producción del sector está 7,5% por debajo de la de 2018.
Ese retroceso en el nivel de actividad también se reflejó en el empleo: cerca de la mitad de los empresarios encuestados indicó que había reducido su plantilla de personal en relación al mismo período del año anterior.
Los datos «revelan el continuo deterioro en el nivel de empleo», dado que en lo que va del año, la proporción de respuestas que indican la reducción de planta con respecto al año anterior viene resultando muy elevada (50% en el primer trimestre, 46% en abril y 49% en mayo)
Esto significó que en los primeros meses del año hubiera reducción de horas extras en un 36% de los casos, una reducción de jornada laboral en el 15% de los casos y un 10% recurrió al programa de recuperación productiva (Repro) o solicitó un proceso preventivo de crisis. Otro 7% por ciento, en tanto, respondió que había echado mano a la suspensión de personal en los primeros cinco meses del año en curso.
Esto se da en un marco muy complejo del sector, en que el Gobierno milita la reforma laboral, los empresarios de la actividad metalúrgica piden una «modificación profunda tanto laboral como impositiva». Y hay una fuerte embestida para eliminar convenios de trabajo y arrinconar al propio sindicato que la nuclea, la UOM.