La escuela pública en agenda después de la tragedia

Por María Laura Beherán

La explosión de la escuela número 49 de Moreno puso sobre la mesa los problemas crónicos de la educación pública de la Argentina y resonó doblemente en toda la provincia de Buenos.

Buenos Aires tiene la mayor matrícula educativa de toda Latinoamérica, con más de 4 millones de estudiantes en 16.000 escuelas y problemas varios multiplicados por esos números, más acuciantes aún en el conurbano bonaerense.

Las dos muertes, que pudieron ser evitadas, vinieron a poner por fin a la desidia, y reubicaron a la educación pública entre los primeros lugares de la agenda, aunque los presupuestos acotados no se sabe cómo harán para cubrir tanta falencia.

Falencias que ya denunciaron reiteradamente los gremios docentes de la provincia, gremios que ya habían adelantado distrito por distrito, todo tipo de problemas edilicios, techos desvencijados, paredes electrificadas, falta de aberturas, pozos ciegos desbordados y escapes de gas, entre tantos otros.

Falencias que se suman a los salarios deprimidos, a la falta de diálogo real con el gobierno, a la escuela dándose batalla entre  dar prioridad a la educación o a la asistencia social. O a ambas.

En ese sentido, gasistas matriculados recorren las escuelas (detrás de los hechos ) pero lo están haciendo, para volver a confiar y para volver a las aulas. La disyuntiva es, si se seguirá haciendo de estos hechos una disputa política, o se antepondrán los niños, y el Estado velará de una vez por su seguridad y por sus vidas.