La crisis de la industria automotriz impactó de lleno en Honda, que tomó la decisión de suspender trabajadores a partir de marzo, y en su sede de Campana, provincia de Buenos Aires, debido a la abrupta caída de las ventas en motocicletas y automóviles. Según informó la compañía, los operarios cobrarán el 70% de sus salarios mientras no estén en actividades.
Desde Smata reconocieron las dificultades que atraviesa la compañía: «Acordamos en el último trimestre del año, para octubre, noviembre y diciembre, una semana de suspensión para cada mes en virtud de que había un sobre stock de motocicletas y de automóviles. Se producía pero no había ventas”.
Las suspensiones alcanzan a los 900 empleados de los 1300 que se emplean en la planta bonaerense. “De nuestra parte siempre buscamos preservar las fuentes de trabajo y en este caso mantenemos un dialogo fluido con la empresa en función de ello”, aseguró Diego Yaquemet, delegado general de Smata.
No es la primera vez que la compañía japonesa decide parar actividades. Ya en enero de 2018 debió tomar una medida similar, ante el gran incremento de los costos fijos y caída de la demanda, pero las ventas crecieron en los meses posteriores.