Freno a la actividad: la industria y la construcción dos de las afectadas

Ambas actividades tuvieron un buen desempeño en el segundo semestre del 2020 y un buen inicio en el 2021 pero pisaron el freno al inicio del segundo trimestre del año debido a la segunda ola de Covid que llegó con una virulencia inusitada y golpeó de lleno a la economía, pese a que era “anunciado” y previstas sus consecuencias, tal como había sucedido ya en Europa y otros países.

Cabe recordar que en abril de 2020 «las limitaciones operativas producto del aislamiento social, preventivo y obligatorio afectaron sustancialmente el nivel de actividad de la industria manufacturera», consigna el INDEC, y si bien durante el verano tuvieron su repunte, nuevamente, con la multiplicación de los casos y las restricciones impuestas volvieron a pararse.

Al mirar con detenimiento los números sorprenden porque por ejemplo, la construcción bajó 2,2% el pasado mes de abril respecto a marzo pero subió 321,3% anual, debido a la comparación con el peor abril económico en la historia de la Argentina de los últimos cien años.

De acuerdo con lo informado por la Cámara Argentina del Acero, en la actividad del mes pasado también influyó “la menor provisión de gas natural, causada por los 21 días de paro registrados en Neuquén, que retrasaron el trabajo de las petroleras en Vaca Muerta”. Además, según la misma fuente, “el direccionamiento de la producción de oxígeno para utilización hospitalaria comenzó a mostrar impacto en las plantas”.

Desde la consultora LCG apuntaron que en abril, el sector industrial «evidencian un muy pobre dinamismo en los últimos 3 meses». También lo confirma el INDEC. Las razones son que el sector «ya se encuentra operando sobre niveles más altos, que van moderando la recuperación luego del desplome del año pasado». A esto se suman «las restricciones por la segunda ola de COVID que, aunque más leves que las del año pasado, afectan al funcionamiento de las fábricas y a la demanda del mercado interno».

Respecto de la construcción, que acumula la tercera caída al hilo, LCG no espera una marcada mejora. «El contexto incierto, las restricciones a la movilidad y el creciente aumento en los costos impactan sobre las expectativas del sector».

Y advierten que si bien estos efectos podrían ser parcialmente contrarrestados por un mayor gasto destinado a obra pública, «el destino de las erogaciones podría verse modificado ante nuevas necesidades de asistencia social o productiva para evitar cierres, suspensiones y despidos».