En pos de aplacar las protestas sociales que encabezan los «chalecos amarillos», que rechazan los aumentos del combustible y el encarecimiento del nivel de vida, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, decidió dar marcha atrás con los incrementos de las naftas. A su vez, anunció que se congelan las tarifas de la electricidad y el gas.
El gobierno, ante el temor de que se produzcan nuevas protestas en los grandes centros urbanos del país, que terminaron en las últimas semanas con cientos de heridos y detenidos además de importantes destrozos, buscó apaciguar la tensión social con estas medidas. No obstante, no cedió a otro de los reclamos de los manifestantes: el restablecimiento del impuesto a la fortuna.
Por otro lado, los estudiantes iniciaron movilizaciones en contra de la reforma educativa que promueve el Ejecutivo y por la suba de tasas universitarias para los no europeos, que pagarán diez veces más a partir del año que viene. Por lo pronto, el sindicato de alumnos de secundaria (FIDL) convocó a una «movilización masiva y general» para este jueves.
Otros gremios también anunciaron medidas de fuerza. El sindicato de camioneros informó que realizará una huelga a partir del domingo por considerar insuficientes las concesiones gubernamentales y contra la reducción de las tasas a las horas extra. Mientras que la asociación agraria más importante del país estableció una serie de protestas a partir de la semana próxima.