Fin de un ícono porteño: cerró el histórico bar Plaza Dorrego

El famoso bar, ubicado en el corazón de San Telmo, que pasó a los libros, sobre todo por un particular encuentro entre Borges y Sabato cerró sus puertas al vencimiento del contrato de alquiler, luego de 140 años de permanecer implacable en la esquina de Defensa y Humberto Primo.

Después de casi un siglo y medio, un clásico lugar de encuentro entre lugareños y turistas, no se pudo seguir, cuentan producto de la crisis y de una mala administración, y la preocupación mayor reside en sus empleados que buscan negociar con el dueño para reabrir como cooperativa.

Tanto que en 2011 la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires lo declaró símbolo de identidad del barrio de San Telmo y sitio de interés cultural. Esas placas hoy conviven junto a los carteles que los empleados pegaron, en castellano y en inglés, rogando que no cierre.

Los empleados cuentan que en las últimas semanas no se compraba mercadería y se atendía al público solo cuatro horas por día. La situación se volvió de extrema gravedad al punto que -según denuncian los trabajadores- se les dejó de pagar el sueldo hace ya dos meses. Tampoco estarían hechos los aportes correspondientes.

La intención de los trabajadores es autogestionar el bar, para ello deberían negociar directamente con el propietario Vidal. Pero este reclama que hasta no tener posesión del inmueble no puede conversar. Es la mayor herramienta de negociación que tienen los ocho empleados hasta ahora.

Se espera, que de alguna forma u otra pueda volver a levantar sus persianas de un momento a otro, pero la situación es compleja y atraviesa todas las aristas. Mientras tanto se viven momentos de tensión frente a una situación que no encuentra salida.