En su mensaje a la OIT, el Papa Francisco pidió más protección para el trabajo informal y reivindicó el rol de los sindicatos

Este jueves el Papa Francisco envió un mensaje a la 109 Conferencia de la Organización Internacional del Trabajo, que se reúne en forma virtual por el contexto de pandemia, en el que sostuvo que la propiedad privada es “un derecho secundario” que depende del derecho primario que es “el destino universal de los bienes”. En su intervención grabada también pidió que se incremente la protección para el trabajo informal en el contexto de pandemia y reivindicó el rol de los sindicatos.

Francisco retomó la idea ya expresada en diciembre pasado durante la conferencia internacional virtual de los Comités Panamericano y Panafricano de Juezas y Jueces por los Derechos Sociales y la Doctrina Franciscana de que el derecho a la propiedad es “un derecho natural” pero “secundario” derivado “del destino universal de los bienes creados”.

Al respecto, Francisco advirtió respecto del peligro que pueden implicar “las prisas por volver a una mayor actividad económica” y alertó contra la primacía de “las pasadas fijaciones en el beneficio, el aislacionismo y el nacionalismo, el consumismo ciego y la negación de las claras evidencias que apuntan a la discriminación de nuestros hermanos y hermanas ‘desechables’ en la sociedad”. Y añadió: “La crisis del COVID ya ha afectado a los más vulnerables y no deberían verse afectados negativamente por las medidas para acelerar una recuperación que se centra únicamente en los marcadores económicos”.

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Después de plantear que “hace falta una reforma a fondo de la economía”, particularmente en el contexto de penurias económicas que está provocando la epidemia de coronavirus en el mundo, el Papa también pidió que la “protección social” llegue a los trabajadores informales, denunciando una lógica de exclusión que define como “filosofía del descarte”. Francisco también recordó que la epidemia afecta muy especialmente “a las mujeres de la economía informal, incluidas las vendedoras ambulantes y las trabajadoras domésticas”. “Es muy necesario garantizar que la asistencia social llegue a la economía informal y preste especial atención a las necesidades particulares de las mujeres y de las niñas”, enfatizó.

Insistiendo en la crítica a la informalidad laboral, planteó la necesidad de un “nuevo futuro del trabajo fundado en condiciones laborales decentes y dignas, que provenga de una negociación colectiva y que promueva el bien común”. Luego pidió especial atención “hacia los trabajadores que se encuentran en los márgenes” del mercado laboral, aquellos que “realizan lo que se suele denominar el trabajo de las tres dimensiones: peligroso, sucio y degradante”, como por ejemplo “los jornaleros, los del sector informal, los trabajadores migrantes y refugiados”.

El Papa también le recordó a los empresarios que “su verdadera vocación” debe pasar por “producir riqueza al servicio de todos” y cuestionó la “dinámica elitista, de constitución de nuevas élites a costa del descarte de mucha gente y de muchos pueblos”. “Corren el riesgo de ser atacados por un virus peor aún del COVID-19: el de la indiferencia egoísta”, alertó. Y añadió: “Este virus se propaga al pensar que la vida es mejor si es mejor para mí, y que todo estará bien si está bien para mí, y así se comienza y se termina seleccionando a una persona en lugar de otra, descartando a los pobres, sacrificando a los dejados atrás en el llamado ‘altar del progreso’”.

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En este aspecto, el Sumo Pontífice reivindicó el rol de los sindicatos como organizaciones que pueden contribuir a “desnudar a los poderosos que pisotean los derechos de los trabajadores más vulnerables”, aunque alertó sobre la posible perversión de este instrumento central para los trabajadores, alertaron: “Cuando un sindicato se corrompe, ya esto no lo puede hacer, y se transforma en un estatus de seudopatrones, también distanciados del pueblo”.

El Secretario Adjunto nacional de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) Rodolfo Aguiar consideró que la intervención de Francisco fue “acertada, necesaria en tiempos complejos y además se transforma en un gran espaldarazo para el sindicalismo”. Y explicó: “Hay sectores privilegiados que intentan desde hace años desprestigiar la actividad sindical para facilitar la precarización y explotación de los trabajadores. Por eso, coincidimos en que se debe garantizar el trabajo decente y que los convenios colectivos son una conquista histórica del movimiento obrero que tienen que extenderse a todos”.

Aguiar recuperó particularmente los planteos del Papa vinculados con el trabajo formal e informal en pandemia y concluyó: “Los sindicatos y los movimientos sociales fueron siempre protagonistas a la hora de ponerle fin a las experiencias neoliberales y en este momento histórico son quienes van a garantizar una salida de la crisis en favor de todos los sectores populares, para terminar con la desocupación y subocupación asegurando mayores niveles de protección social”.