Las consecuencias de una recesión que se sigue extendiendo en el tiempo están a la vista. Se siente muy fuerte por ejemplo en el empleo privado. El freno de la actividad económica en marzo por la suba del dólar y la incertidumbre política en un año electoral tuvo correlato directo con el sector laboral privado: ese mes se registraron más de 47.000 trabajadores formales menos que en febrero.
Muchos de ellos fueron monotributistas, lo que a veces es justificado no como un achicamiento del mercado laboral sino como un cambio de régimen. Los datos del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) mostraron esa caída (que incluye además de monotributistas, autónomos y trabajadores de casas particulares) que alcanza un 0,5%.
En el año, se registraron 161.000 trabajadores asalariados menos. Es una baja de 2,5% en doce meses, según el SIPA. Esto no incluye a los informales, -trabajadores en negro- cuyo mercado asciende a un porcentaje superior al 30%.
Si hablamos del mercado laboral privado en un año perdieron 207.700 trabajadores (-2,4%). En cantidad de empleados, hay actualmente –en este segmento– menos que en 2014. Si se toman los trabajadores totales, lo que incluye a los empleados públicos de la administración central, provincias y municipios, la baja interanual es de 2,2% (268.300 menos), a niveles de 2017. Son ajustes menores al salario real, por ejemplo, que cayó 8,3% real en marzo.
Tampoco se prevé una reactivación por lo menos a largo plazo. La Encuesta de Indicadores Laborales (EIL) del Ministerio de Producción y Trabajo mostró que en abril último el empleo registrado del sector privado cayó un 2,6% con relación al mismo mes del año pasado. La baja fue incluso mayor en el Gran Buenos Aires (-2,9%), pero menor en el interior del país (-1,7%).
Con relación a las expectativas de contratación, el 88% de las empresas dijo que mantendrá su dotación de personal entre mayo y julio de 2019. Así, las expectativas de aumento de personal, reflejadas en la diferencia entre la proporción de empresas que esperan aumentar sus dotaciones y aquellas que esperan disminuirlas, fueron negativas en 1,1%.
La caída en los índices de la industria y la construcción del mes de marzo ya habían anticipado el freno de la economía reflejado luego en el Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE) de ese mes por la incertidumbre que volvió a generar la volatilidad cambiaria en el país ese mes (el dólar subió 11%).
El informe detalla los sectores más golpeados en el tercer mes del año: caídas fuertes intermensuales en el empleo de la industria (-0,5%), construcción (-0,4%), agricultura (-0,8%) y comercio (-0,3%). En el año, esos mismos sectores ya muestran caídas significativas: industria (-5,8%), construcción (-2,3%) y comercio (-3,9%).