El sector textil de nuestro país es uno de los más golpeados por la recesión económica, el aumento de costos, el retroceso del mercado interno y la apertura indiscriminada de importaciones. Así, según una encuesta de la Fundación Protejer, casi el 80% de los consultados no tiene una expectativa favorable para el año que comienza.
En 2018, el 89% de las empresas del sector textil registró menos ventas que en el año anterior y para 2019 el 33% de los empresarios consultados cree que el panorama empeorará, mientras que otro 45% no espera cambios en las ventas.
Según el informe, el 66% de las empresas consideró que durante 2018 empeoró su situación. Sólo en el mes de noviembre la actividad del sector cayó un 3,2%, acumulando un retroceso de 13,6% en los primeros 11 meses de 2018, según los datos del EMI-INDEC. Si se compara el tercer trimestre del año pasado contra el mismo período de 2015, la caída es del 27,7% para la industria textil y del 19,2% para el sector de confección de prendas de vestir.
Los empresarios consultados consideraron que los factores que más incidieron en la dramática situación fueron la fuerte caída de las ventas al mercado interno (para el 28,4% de los encuestados), el deterioro de la actividad económica a nivel nacional (12,1%), el aumento del costo de las materias primas e insumos (10,6%) y, por último, el incremento de las tarifas energéticas (9,2%).
Julieta Loustau, economista Jefe de la Fundación Protejer, explicó: “El principal problema es la caída del consumo. Estamos hablando de empresas que la mayoría vende al mercado interno, con lo cual la pérdida de poder adquisitivo de la gente, termina impactando en la caída del consumo que hace que caigan las ventas”.
En ese difícil contexto muchas empresas recurrieron a reducción de horas de trabajo, suspensiones, adelantos de vacaciones y hasta despidos de trabajadores (un 60% de las empresas redujo personal durante 2018). Para 2019, un 53% de los empresarios cree que deberá despedir personal y un 50% estima que reducirá las hora de producción.
Según datos del SIPA (que contabiliza los empleos registrados), el sector perdió más de 17.000 puestos de trabajo desde octubre de 2015, pero la cifra podría llegar a 35.000 si se contabilizan los no registrados.