Desde la Superintendencia de Salud reconocen que hay obras sociales sindicales «muy difíciles de sostener»

Con un rol clave en tiempos de pandemia, la Superintendencia de Servicios de Salud que conduce Eugenio Zanarini, mantiene una participación diaria y activa con referentes sindicales y actores del sistema sanitario a fin de poder redistribuir recursos que “siempre resultan escasos frente a la magnitud” de la crisis sanitaria que generó el coronavirus y la emergencia económica que arrastra el país desde hace por lo menos dos años.

En este contexto, las obras sociales sindicales atraviesan un momento extremadamente difícil, por la situación actual y por viejos problemas estructurales que “reformar” en esta situación “resulta muy difícil”, reconoció Zanarini, quien consideró que «seguir manteniendo el sistema con aportes y contribuciones es muy difícil porque los salarios reales cada vez están más caídos, con crecimiento de empleo informal, pérdida de puestos de trabajo, aumento de costos por nuevas tecnologías, nuevos medicamentos o procedimientos, más la inflación y la moneda atada al dólar”, cuestión que  “no funciona en ninguna parte del mundo”, sintetizó Zanarini.

Los bajos aportes por parte de monotributistas, la inclusión de los efectores y gran cantidad de litigios, son situaciones que contribuyen a esa compleja situación financiera. Pero según detalló el mismo Zanarini el problema central se resume en que “el promedio de ingreso del sistema nacional de seguros de salud en las obras sociales sindicales por afiliado es de $ 1.700, y el valor del PMO per cápita son $ 2.600”, esa diferencia de mil pesos  es una diferencia que se hace muy difícil de llevar por eso “las obras sociales tienen que hacer maravillas” y en algunos casos “los gremios desde las cuotas sindicales están sosteniendo y poniendo dinero en la obra social”, aseguró.

“Nosotros hemos bajado desde mediados de enero hasta acá unos 18 mil o 20 mil millones de pesos, que no es plata regalada ni del tesoro, es plata de los trabajadores, es plata de la seguridad social, de los aportantes” lo que según aseguró es más de lo que cobraron durante todo el 2019, pero reconoció que igual siguen mal porque “que hay obras sociales que son difíciles de sostener porque tienen muchos problemas”.

Como posible solución para hacerlas viables, descartó fusiones entre obras sociales, lo que permitiría evitar la “pérdida de la identidad sindical”, pero sí analizó como positiva la posibilidad de «alcanzar acuerdos de cooperación entre las distintas organizaciones”.

En cuanto al reclamo permanente de los sindicatos respecto a los fondos adeudados, el superintendente se expresó con humor: “si fueran mis hijos diría que son insaciables” pero atribuyó el reclamo a grandes responsabilidades por ejemplo en el manejo de sanatorios de grandes dimensiones como los de OSECAC o los de la UOM y en la suma total de atenciones de las obras sociales que incluye a más de 16 millones de afiliados.

En ese sentido, Zanarini no escapó a la polémica cobertura de los tratamientos de la fibrosis quística y en la misma línea que ya lo había hecho el ministro de Salud, Ginés González García, señaló que “la medicación como la Trikafta vale 300 mil dólares por persona anual y en cuatro o cinco pacientes te llevan la recaudación”.

También el Coronavirus ha sido un incremento de gastos muy grande para las obras sociales sindicales: tener un sólo afiliado aislado por habitación, los elementos de protección, los hisopados, -positivos y negativos-, la logística de traslados de los afiliados para hisopar o regresar al centro de alojamiento, la prestación de los hoteles sindicales al servicio de la pandemia, más el aumento de los costos, se ha vuelto otra verdadera dificultad.

Para financiar esos gastos desde la superintendencia ya se ha dispuesto pagar “con fondos de emergencia” los costos de los “Covid positivo de cada obra social” de los cuales ya se han efectuado ésta semana los primeros desembolsos, confirmó el funcionario de Salud.

Respecto al último reclamo de la CGT el pasado martes, el superintendente explicó que tuvo que ver con el Fondo de Remanente del Fideicomiso, sobre el cual Zanarini reconoció “un atraso» de algo que se había prometido, mora que según explicó tienen que ver con problemas burocráticas producto de la pandemia, y por ese motivo se mostró convencido de la necesidad de una Superintendencia «ágil» que le responda a los beneficiarios, que responda a las obras sociales, que ejerza sus facultades de «control de la medicina prepaga” cuestiones que hoy , según sus propias palabras: “brillan por su ausencia”.

Zanarini: «Hay una necesidad muy grande en las obras sociales sindicales»

Audio completo – Estado de Alerta – Radio Cooperativa